El comunista Arturo Sosa está llevando a cabo la agenda marxista de Bergoglio.

La Iglesia católica ha decretado la excomunión Ipso facto tanto para los masones como para los comunistas. El padre John O’Connor, fue perseguido por denunciar durante los años  80  está  infiltración de comunistas-masones-sodomitas dentro de la Iglesia. Este sacerdote domínico fue un gran defensor de la fe católica, asoció  la bestia herida del Apocalipsis 13:3 con el comunismo. Profetizó  que el anticristo tomaría control de la estructura de la Iglesia para perseguir a los fieles católicos,  por medio del falso profeta que  sería un obispo apóstata  al servicio del demonio que se unirá al anticristo y le ayudará  a reinar sobre los católicos.

 

San Maximiliano Mª Kolbe:

“Un día la bandera de la Inmaculada Virgen María ondeará sobre el Kremlin (centro del poder comunista), pero antes, la bandera roja flotará sobre el Vaticano”. Es decir: Rusia se convertirá, pero no sin que antes el comunismo (sus errores, y el ateísmo) lleguen hasta el mismísimo Vaticano, la sede del Papa.


De George Neumayr | The American Spectator

24 de mayo de 2017 |OnePeterFive.com:

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El Padre Arturo Sosa Abascal, comunista y modernista venezolano, está llevando a cabo la agenda de Francisco.

marxistas neojesuitasEntendiendo el adagio de que lo personal es política, el Papa Francisco ha estado plantando marxistas en toda la Iglesia, incluso en la parte superior de la problemática orden religiosa  a la que pertenece. En el año 2016, los jesuitas, con la bendición del Papa Francisco, instalaron como su superior general a un venezolano, el padre Arturo Sosa Abascal, cuyas convicciones comunistas se conocen desde hace mucho tiempo.

Sosa ha escrito sobre la «mediación marxista de la fe cristiana», argumentando que la Iglesia debe «comprender la existencia de cristianos que se llaman marxistas y se comprometen a la transformación de la sociedad capitalista en una sociedad socialista». En 1989 firmó una carta alabando a Fidel Castro.

En cualquier corredor del Vaticano de Francisco es probable que se encuentre con un comunista de facto: Francisco tiene un comunista que dirige su orden (jesuita), un comunista dirigiendo su Consejo de Cardenales (el cardenal hondureño, Oscar Rodríguez Maradiaga), una comunista que dirige la Pontificia Academia de Ciencias Sociales (Margaret Archer, una socióloga británica que ha dicho que representa a la «izquierda marxista»), y comunistas como el repudiado teólogo de la liberación brasileña Leonardo Boff y la socialista canadiense Naomi Klein redactando sus encíclicas.

No es casualidad que el único candidato presidencial estadounidense que hizo una visita al Vaticano durante la campaña fue un socialista que había pasado la luna de miel en la Unión Soviética. Bernie Sanders se presentó en el Vaticano en abril de 2016, después de recibir una invitación del obispo Marcelo Sánchez Sorondo, amigo argentino del Papa Francisco.

«Invitamos al candidato que más cita al papa en la campaña, y es el senador Bernie Sanders», explicó Sorondo, quien agregó que la agenda de Sanders es «muy análoga a la del papa«.

En esta atmósfera complaciente izquierdista en Roma, la elevación de Sosa a la cabeza de los jesuitas era inevitable. En el pasado, los jesuitas habían sido llamados los marines del papa. Bajo Sosa, se parecen más a los marxistas del Papa, vendiendo su propaganda del cambio climático como un pretexto para el socialismo global.

Pero las ambiciones de Sosa, como las del Papa Francisco, van mucho más allá de la intromisión en las economías. También está empujando una revolución moral en la Iglesia, evidente en su asombroso argumento de que, como ninguno de los apóstoles grabó en cinta a Jesucristo, sus palabras sobre el adulterio pueden ser re-interpretadas elásticamente.

«Debemos empezar reflexionando sobre lo que Jesús dijo exactamente», dijo Sosa a un entrevistador italiano en febrero. «En ese momento, nadie tenía una grabadora para capturar las palabras. Lo que sabemos es que las palabras de Jesús tienen que ser contextualizadas, expresadas en un lenguaje determinado, en un entorno preciso y dirigidas a alguien específico «.

En otras palabras, Sosa está convencido  que entiende mejor la intención  de Jesús que los escritores del Evangelio. Al igual que Francisco, Sosa no puede resistirse a la erudición bíblica modernista, que siempre se las arregla para encajar cómodamente con las opiniones liberales.

El Concilio de Trento condenó explícitamente la afirmación de que los escritores de los Evangelios estaban inventando cosas al relatar las palabras de Jesucristo. Pero Sosa no tiene problema en traficar con esa herejía.

«Durante el último siglo en la Iglesia ha habido un gran florecimiento de estudios que buscan entender exactamente lo que Jesús quiso decir», dijo.

La presunción aquí es extraordinaria pero típica de un acólito de Francisco. La nueva ortodoxia es la heterodoxia, y Sosa está revolcándose en ella. El se ha dedicado a dar pequeños sermones relativistas, como éste embuste:

La Iglesia se ha desarrollado a lo largo de los siglos, no es una pieza de hormigón armado. Nació, ha aprendido, ha cambiado. Esta es la razón por la cual se llevan a cabo los concilios ecuménicos, para tratar de enfocar el desarrollo de la doctrina. La doctrina es una palabra que no me gusta mucho, trae consigo la imagen de la dureza de la piedra. En cambio, la realidad humana es mucho más matizada, nunca es negra o blanca, está en desarrollo continuo.

Si San Ignacio de Loyola estuviera vivo, la orden que él fundó no lo ordenaría, y se habría preguntado cómo un protestante de facto terminó en la silla de San Pedro.  Tampoco San Ignacio hubiera creído el puro sofismo que ahora pasa por  «sofisticación» teológica en su orden.

Antonio Spadaro, otro jesuita cercano al Papa Francisco, twitteó a principios de este año esta profundidad: «La teología no es matemática. 2 + 2 en #Theology puede hacer 5. Debido a que tiene que ver con #Dios y #life real de #people.

Asombrado por el izquierdismo implacable de Francisco y sus ayudantes, Al Gore preguntó en 2015, «¿Es el Papa católico?» La pregunta hoy ya no es una broma.

George Neumayr es el autor de The Political Pope.


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