Jesucristo a la mística Luisa Piccarreta: Las epidemias son un Castigo enviado por Dios

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 ¿Esta vidente vio la epidemia de coronavirus?

Luisa Piccaretta es una mística del sur de Italia que murió en 1947. Piccaretta fue proclamada Sierva de Dios, conocida como la «Pequeña Hija de la Divina Voluntad». Pasó casi sesenta años de su vida postrada en la cama. Los diarios de Piccaretta fueron publicados con el permiso de un obispo y la aprobación de su confesor, el Padre Annibale di Francia, que fue canonizado por Juan Pablo II.

Un Fuego en Italia, y un Fuego en China

El 30 de julio de 1900, Luisa escribió en su diario las enigmáticas palabras: «He pasado una noche y un día inquieta». Explica: «Vi cosas que me aterrorizaron y asustaron. Vi que, en Italia, un fuego se elevaba y que otro se había elevado en China. Poco a poco, se fueron uniendo, se unieron en uno.» Luego, «Vi un disturbio, un tumulto, una matanza de gente». Parece que el coronavirus es el fuego que saltó de China a Italia.

 

Un castigo enviado por Dios

Piccaretta escribe que Cristo le dijo: «Hija mía, los castigos que envío no son nada comparados con los que ya están preparados». Piccaretta agrega: «Mientras decía esto, vi ante mí a muchas personas infectadas con enfermedades contagiosas que estaban muriendo».

Clérigos afeminados

Esta no es la única vez que Piccaretta vio cosas que estaban más allá de su tiempo. En octubre de 1906 Cristo le dijo, «En estos tiempos, todo es afeminado. Incluso el clero ha perdido el carácter masculino y ha adquirido modales femeninos. Oh, en qué estado deplorable se encuentra la humanidad». No es de extrañar que Luisa escribiera que no entendía el significado de estas palabras, pero las escribió porque estaba bajo obediencia. No lo entendió, porque era una declaración profética.

Las profanaciones merecen castigos

Tres días antes, se le reveló que Jesús considera que los laicos, al tocar con las manos en el Santo Sacramento comulgando en la mano, entrar en el Santuario (Altar donde los sacerdotes celebran la Santa Misa) y tocar a los sacerdotes, son culpables de profanaciones merecedoras de severos castigos.

Nada de esto ocurrió mientras Piccaretta estaba viva. Ella también vio «dos papas».
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vaticano iglesias cerradas

Los iglesias desiertas y sin ministros:

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Continuando mi habitual estado, el siempre amable Jesús se hacía ver muy afligido y yo le he dicho: “Amor mío, ¿por qué estás tan afligido?”

Y Él: “¡Ah! hija mía, cuando permita que las iglesias queden desiertas, los ministros dispersos, las misas disminuidas, significará que los sacrificios me son ofensas, las oraciones insultos, las adoraciones irreverencias, las confesiones pasatiempos y sin fruto; por lo tanto, no encontrando más mi gloria, sino ofensas, ni el bien de ellos, no sirviéndome más los quito; pero este arrancar los ministros de mi santuario significa que las cosas han llegado al punto más malo, y que la diversidad de los castigos se multiplicará.
¡Cómo es duro el hombre, cómo es duro!”

Libro de Cielo: Vol 12, Febrero 12, 1918 de Luisa Piccarreta

 

padre pio picarretta

COVID-19 es ‘un grito de Dios’ por culpa del aborto, eutanasia, la homosexualidad y diversidad sexual: Obispo de Cuernavaca

obispo de cuernavaca

Dijo que la crisis generada por el coronavirus es un alto que Dios está poniendo a la humanidad, por querer jugar a ser como él.
El Financiero

Durante la celebración de la homilía en la Catedral capitalina, el Obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, aseveró que la crisis generada por el coronavirus es un alto que Dios está poniendo a la humanidad, por querer jugar a ser como él, al permitir el aborto, la eutanasia y la diversidad sexual.

“Hijos, Dios no está hablando, está gritando, vamos a escuchar, sepamos escuchar, estemos atentos, la vida es tan corta, de ahí entonces que hayamos decidido medidas drásticas por el bien de todos”, abundó.

Ramón Castro resaltó que tan sólo en 2019 se registraron 50 millones de abortos en el mundo, mientras tanto, dijo, el ser humano actúa “como si nada, a gusto, proclamando su pseudo libertad, cuando son hijos de Dios y los hemos asesinado”.

En tanto, criticó también a quienes han optado por una muerte asistida, así como el permitir que en la actualidad los niños decidan por sí mismos su sexualidad.

“La eutanasia: ya me cansé de sufrir, que me maten; o los niños que están muy graves en Holanda y en Bélgica, los papás pueden decidir que los maten; que se esperen los niños a ver qué género quieren ser, que una niña quiere ser niño, ¡Ah caray! Seguramente Dios dice, oigan hijos a dónde van, momentito, soy su papá y los quiero y soy misericordioso, se están yendo a un abismo, nos está gritando”, expresó.

En su discurso, añadió que así también la corrupción, los robos, la violencia, se han hecho costumbre y ante esto se pone un alto a la humanidad.

“Dios nos está hablando, nos está gritando”, pues aunque alguien le pida a la humanidad, que se detenga a reflexionar, nadie haría caso.

“Con esto (con el COVID-19) queramos o no queramos, nos detenemos. En muchos países ya están obligados a detenerse; en Europa, en Estados Unidos, en China, por ley todo está cerrado, menos las farmacias y los mercados y ahí todo se debe detener, sea quién sea”, expresó.

Ante un número importante de feligreses que asistieron a la homilía, este domingo, Ramón Castro Castro enfatizó en que a la humanidad se le ha hecho fácil el decidir quién vive y quién debe morir.

“Como un pequeñísimo, microscópico virus, viene a decirle hoy a la humanidad: ey, eres frágil, eres vulnerable, ni tu éxito, ni tu dinero, ni tu poder te van ayudar, date cuenta quién eres, no juegues hacer Dios, la humanidad ha querido jugar a ser Dios”, manifestó.

Por último, Ramón Castro manifestó que la misa de este domingo, sería la ultima con «la presencia del pueblo», ya que las demás, dijo, serán transmitidas vía redes sociales.


smiley-monkschreib-39x31El sacrificio eucarístico de la Santa Misa es capaz de apaciguar la ira de Dios. Es una pena que al mismo tiempo el Obispo de Cuernavaca anunciara que cancelaría todas las Misas, prefiriendo seguir el mal ejemplo de Bergoglio y no el ejemplo de los santos. Se debe recordar a TODOS los sacerdotes que están obligados a celebrar al menos Misas privadas para aplacar este castigo.

Ningún obispo puede derogar nuestro derecho canónico a los Sacramentos

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Ante la epidemia del cólera Don Bosco explicó que la causa era el pecado y le recomendó a los jóvenes mantenerse en estado de Gracia y huir del Pecado Mortal

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Traducción Religión  la voz Libre

Sigo horrorizado por los católicos fieles que están uniéndose a la prohibición inconstitucional del gobierno sobre reuniones numerosas.

La Primera Enmienda garantiza, entre otras cosas, la libertad de religión y la libertad de reunión.

Elogio a los sacerdotes que están «trabajando en torno» a las acciones draconianas de sus obispos, cuando esas acciones superan a las de la autoridad civil en tiranía y en el desprecio absoluto de sus mandatos sacerdotales.

Varios pastores están llevando a cabo confesiones en los aparcamientos.  Otros están exponiendo el Santísimo Sacramento en las iglesias para que pueda ser visto y adorado desde fuera.  Otros ritos no romanos siguen celebrando la misa, o la Divina Liturgia según su terminología.

Pero de nuevo, las contorsiones mentales que algunos católicos usan para justificar ciertas actitudes es algo digno de ver.  No son pocos los que afirman que los católicos en estado de gracia no tienen derecho a recibir los sacramentos.  A lo que ahora respondo: «EN LA LEY CANÓNICA, SÍ TIENEN DICHO DERECHO».  El canon 213 afirma expresamente esa verdad.

Muchas veces hemos citado el Canon 915, detallando que los católicos «perseverantes en pecado grave y manifiesto» no deben ser admitidos a la Comunión.  Sin embargo, examinen los Cánones 912 – 923.  

Preveo un intento absurdo ahora y lo anularé inmediatamente.  El canon 912 dice que «todo bautizado -que no esté prohibido por la ley- puede y debe ser admitido a la Sagrada Comunión».  «Ley» en este contexto significa ley eclesiástica, no civil; de lo contrario tendríamos que concluir que los católicos chinos no pueden recibir la Sagrada Comunión.

Ahora, ¿los obispos realmente nos prohíben la misa?  Bueno, en realidad son bastante inteligentes en eso.  En el Derecho Canónico, no pueden hacerlo.  Están cerrando iglesias y nos exhortan a permanecer en casa y tal vez que veamos una transmisión en vivo de la misa.  En algunas discusiones en las que he planteado la idea de salir de mi diócesis para ir a misa, me dicen que estoy «siendo desobediente».  No, no lo soy.  Tengo el derecho canónico de ir a misa.  Además, los obispos nunca nos ordenaron directamente que no fuéramos a misa.  No pueden, y lo saben.  Simplemente hacen algunas sugerencias astutas y esperan que los católicos crean que se les prohíbe asistir.  De hecho, algunos ingenuamente toman la sugerencia y la llevan a cabo, probablemente sin detenerse a pensar en el asunto.

Veamos la Confesión a través del prisma del Derecho Canónico, comenzando con el canon 960.  Ese canon establece que el pecado grave sólo puede ser remitido a través del Sacramento de la Confesión, exceptuando únicamente la «imposibilidad física o moral».  

La cobardía equívoca de los obispos, por la que cierran tan arrogantemente sus confesionarios, NO constituye ese tipo de imposibilidad.  Dios bendiga a los sacerdotes mencionados que han ideado formas de trabajar en torno a las directivas irresponsables de sus prelados.  El canónigo 986 es bastante explícito sobre el deber de los sacerdotes de estar disponibles para la confesión, particularmente cuando el penitente está en peligro de muerte.

Así que, compañeros católicos, cuestionen a sus obispos.  Vayan fuera de su diócesis a recibir los sacramentos, si es necesario.  Recuerden que su primer deber ante Dios es su propia salvación y la de sus familias.  La salud física, por buena que sea, tiene menos prioridad para la salvación.

Ante la epidemia del cólera Don Bosco explicó que la causa era el pecado y le recomendó a los jóvenes mantenerse en estado de Gracia y huir del Pecado Mortal

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Redacción (Jueves, 12-03-2020, Gaudium Press) En tiempos de la pandemia de Coronavirus es fácil caer presa de la angustia y la desesperación, pero poniendo la mirada y la confianza en Dios y en la Santísima Virgen se superará esta prueba. Varios santos, a lo largo de la historia, han sido testimonio de fe y confianza en momentos de dificultad. Uno de ellos fue San Juan Bosco, quien en 1854 – pocos años antes de que fundara la Congregación Salesiana-, vivió junto con sus hijos espirituales – cerca de cien adolescentes del oratorio de Turín- la epidemia del cólera que por entonces afectó fuertemente a la ciudad italiana.

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Cuando la epidemia del cólera en Turín, Don Bosco ofreció sus hijos espirituales a la protección de la Santísima Virgen

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El Padre Ángel Peña, OAR, en el libro «Vivencias de Don Bosco», citando a Juan Bautista Lemoyne, biógrafo del santo de la juventud, narra que en julio de 1854 se presentaron los primeros casos de cólera en Turín; una epidemia que comenzaba a asomarse y a generar pánico entre los ciudadanos, pero Don Bosco, con una gran confianza en Nuestro Señor y en la Santísima Virgen, calmó los ánimos de los jóvenes diciéndoles:

«Si cumplís lo que yo os digo, os libraréis del peligro. Ante todo debéis vivir en gracia de Dios, llevar al cuello una medalla de la Santísima Virgen que yo bendeciré y regalaré a cada uno y rezará cada día un padrenuestro, un avemaría y un gloria con la oración de san Luis Gonzaga, añadiendo la jaculatoria: Líbranos, Señor, de todo mal».

Pasaron los días y la epidemia fue creciendo exponencialmente hasta causar la muerte a un setenta por ciento de los afectados. Muchos de los que contraían la enfermedad eran dejados en el abandono, sin ayuda ni asistencia, incluso por sus propios familiares. Los sepultureros también se vieron obligados a ingresar a las casas para poder sacar a los cadáveres ya corrompidos.

Todo esto sucedía en el vecindario donde se hallaba el oratorio, donde Don Bosco siempre estuvo con sus hijos espirituales, aconsejándoles, con las precauciones pertinentes, pero, sobre todo, llamándolos a mantenerse en estado de gracia ante Dios. En una ocasión les dijo:

«Os recomiendo que hagáis mañana una buena confesión y comunión para que pueda ofreceros a todos juntos a la Santísima Virgen, rogándole que os proteja y defienda como a hijos suyos queridísimos».

El santo les explicó, además, que la causa de este mal era sin duda el pecado y que «si todos vosotros os ponéis en gracia de Dios y no cometéis ningún pecado mortal, os aseguro que ninguno será atacado por el cólera»; pero que si alguno se obstinaba en ser enemigo de Dios u ofenderle de manera grave, no podía garantizar que la enfermedad no llegase a ellos.

Pero todos los hijos espirituales de San Juan Bosco hicieron caso a su padre y varios, por solicitud del propio fundador de los salesianos, se ofrecieron como voluntarios para socorrer a los enfermos, sin que les pasase nada, ninguno se enfermó de cólera.

Sobre ello resalta el Padre Ángel Peña en su libro:

«En aquel tiempo, los alumnos del internado, con Don Bosco y su madre, formaban una gran familia de casi cien personas. Estaban instalados en un lugar donde el cólera causó muchos estragos, y que, lo mismo a la derecha que a la izquierda, cada casa tuvo que llorar sus muertos. Después de cuatro meses de pasada la epidemia, de tantos como eran, no faltaba ni uno. El cólera los había cercado, había llegado hasta las puertas del Oratorio, pero como si una mano invisible le hubiera hecho retroceder, obedeció, respetando la vida de todos».

San Juan Bosco no dudó en mostrar su gratitud a Dios y la Virgen por proteger la vida de sus jóvenes. Así que el 8 de diciembre de 1854 – en la fecha en que el Papa Pío IX proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción -, dijo estas palabras a sus hijos:

«Demos gracias, queridos hijos, a Dios, que razones tenemos para ello; porque, como veis, nos ha conservado la vida en medio de los peligros de la muerte. Más para que nuestra acción de gracias sea agradable, unamos a ella una cordial y sincera promesa de consagrar a su servicio el resto de nuestros días, amándolo con todo nuestro corazón, practicando la religión como buenos cristianos, guardando los mandamientos de Dios y de la Iglesia, huyendo del pecado mortal, que es una enfermedad mucho peor que el cólera y la peste».

Entre los jóvenes se encontraban Miguel Rua, Juan Cagliero y Luis Anfossi, quienes más adelante serían parte del grupo con los cales Don Bosco fundaría la Congregación Salesiana. Con información de «Vivencias de Don Bosco», Padre Ángel Peña, OAR.


«Por término medio, moría un setenta por ciento de los afectados, así que, salvo la peste, ninguna otra enfermedad conocida presentaba tan espantosa mortalidad…»

“El 27 de julio de 1886, recordaba Don Bosco en una carta que, para estar libres del cólera, era necesario:
  • 1. Llevar siempre al cuello o consigo la medalla de la Virgen. 
  • 2. Invocar frecuentemente a María Auxiliadora: María Auxiliadora, ruega por nosotros. 
  • 3. Recibir con frecuencia los santos sacramentos de la confesión y comunión”.
“También en Francia las medallas de María Auxiliadora, bendecidas por Don Bosco, fueron portadoras de salvación. El inspector de Marsella escribía a Don Bosco en 1884: La ciudad está casi despoblada. Más de cien mil personas huyeron. Muchas calles están completamente desiertas. Mueren cada día por término medio de noventa a cien personas… Pero en nuestra casa, gracias a la protección de María Auxiliadora, no hemos tenido todavía ni un solo caso. Mejor, cuatro veces vimos en algún pobre muchacho todos los síntomas del cólera, pero tuvimos la satisfacción de verlos desaparecer a las pocas horas. Es un milagro de la Virgen. Tenemos en casa todavía más de ciento cincuenta muchachos. Los que marcharon a sus casas disfrutan de magnífica salud y ninguno de ellos ha sido atacado todavía por la terrible peste. Todos llevan al cuello la medalla de María Auxiliadora y hacen lo posible por practicar el remedio que usted ha sugerido. Otra noticia consoladora es que ninguno de nuestros bienhechores y amigos ha caído enfermo hasta ahora”
Oración a San Luis Gonzaga
Patrón de la juventud cristiana, protector de la castidad y los estudiantes, patrón contra la Peste.
El Papa Benedicto XIII lo nombró protector de estudiantes jóvenes.
El Papa Pio XI lo proclamó patrón de la juventud cristiana.

¡Oh Luis Santo adornado de angélicas costumbres! Yo, indigno devoto vuestro os encomiendo la castidad de mi alma y de mi cuerpo, para que os dignéis encomendarme al Cordero Inmaculado, Cristo Jesús, y a su purísima Madre, Virgen de vírgenes, guardándome de todo pecado. No permitáis, Angel mío, que manche mi alma con la menor impureza; antes bien, cuando me viereis en la tentación o peligro de pecar, alejad de mi corazón todos los pensamientos y afectos impuros; despertad en mí la memoria de la eternidad y de Jesús Crucificado; imprimid hondamente en mi corazón un profundo sentimiento de temor santo de Dios, y abrasadme en su divino amor, para que así, siendo imitador vuestro en la tierra, merezca gozar de Dios en vuestra compañía en la gloria. Amén.

Ave María, Padre Nuestro, Gloria

Jaculatoria: Líbranos, Señor, de todo mal.

 

Oración de Protección de San Luis Gonzaga a la Virgen María:
¡Oh Señora mía, Santa María! :

Hoy y todos los días y en la hora de mi muerte,
me encomiendo a tu bendita fidelidad
y singular custodia,
y pongo en el seno de tu misericordia
mi alma y mi cuerpo.

Te encomiendo toda mi esperanza y mi consuelo,
todas mis angustias y miserias,
mi vida y el fin de ella:
para que por tu santísima intercesión,
y por tus méritos,
todas mis obras vayan dirigidas y dispuestas
conforme a tu voluntad
y a la de tu Hijo.

Amén. ✞

Maria Auxilium Christianorum ora pro nobis.

Sancte Joannes Bosco, Ora Pro Nobis.

 

Obispo italiano vincula el coronavirus al culto de la Pachamama de Francisco y a las «desviaciones inmorales» de la sociedad

gran apostasia bergoglio rinde culto a la pachamama

es.news El obispo de Trieste, Giampaolo Crepaldi, Italia, proclamó el 19 de marzo la verdad de que no existe una buena naturaleza, libre de contaminación y catástrofes.
Llamó al concepto de «Madre Tierra» (Pachamama), dotado de su propio «equilibrio armonioso» con el que el hombre debe conectarse, «un absurdo». Crepaldi espera que el coronavirus «elimine» esta idea que Francisco expresa textualmente en Querida Amazonia.

«La naturaleza debe ser gobernada por el hombre», insiste Crepaldi, llamando a las ideologías panteístas posmodernas «inhumanas».

Él predice que el coronavirus matará a la Unión Europea a medida que los Estados miembros cierren, y el egoísmo, en lugar de la cooperación, reina entre ellos, «El coronavirus ha demostrado la naturaleza artificial de la Unión Europea».gloriatvnews

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Obispo italiano vincula el coronavirus a las «desviaciones inmorales» de la sociedad

«A menudo, las desgracias naturales no son del todo naturales, sino que tienen detrás de ellos las actitudes moralmente desordenadas del hombre».

La traducción completa al inglés de LifeSite del texto de Crepaldi permitirá a nuestros lectores ver que un obispo, al menos, cerca del epicentro del centro epidémico italiano de «COVID 19», está preocupado por la salud y el bienestar de su rebaño, pero aún más por  su «salvación».