El Paganismo no es una enfermedad hereditaria, ni infecto contagiosa que se transmite por la sangre como cree heréticamente Bergoglio.

bergoglio rindiendole culto a los indios paganos.gif
“No tendrás dioses ajenos delante de mí” No las adorarás ni rendirás culto- No te inclinarás a ellas, ni las honrarás. No te postrarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso.

La Blasfemia herética de Bergoglio “Por las venas de Jesús corre sangre pagana” que profirió delante de los indios paganos  delante de los que se inclinó  para rendirle culto, en Colombia Villavicencio, ataca el misterio de la Encarnación, es una blasfemia contra el Espíritu  Santo pues implica la blasfemia de  que Jesucristo nació  con el Pecado Original y niega el dogma de la inmaculada concepción.

Las enfermedades hereditarias son aquel conjunto de enfermedades genéticas cuya característica principal es su supervivencia de generación en generación, transmitiéndose de padres a hijos y así sucesivamente.

hereditarias.jpg


La Sangre Fetal es diferente a la Sangre Materna por eso se da el caso de la incompatibilidad sanguínea.

La Virgen María  es la Nueva Eva, el Arca de la Alianza preparada por Dios inmaculada, nacida sin pecado original, pura y sin ninguna mancha.

San Ireneo:
Eva: Por una virgen la raza humana fue sentenciada a la muerte. causa mortis
Nueva Eva: Por una Virgen la raza humana es salvada. causa salutis.

Magisterio de la Iglesia:

Decreto pro Iacob.: DS 1347:
Jesús “fue concebido, nació y murió sin mancha de pecado”.
“Sine peccato conceptus, natus et mortuus”

San Agustín, in Ioannem, tract. 10

Aunque el Señor tomó su cuerpo de la descendencia de Adán, no tomó su pecado; de él tomó el templo de su cuerpo, pero no la maldad, que había de arrojar de ese templo. (Catena Aurea Santo Tomas de Aquino – Jn 2,18-22 -)

San Máximo, el Confesor:

Dios se hace hombre perfecto, sin rechazar nada de la naturaleza humana excepto el pecado, que no es inherente a su naturaleza. […] Sólo la fe puede comprender este misterio, pues ella está en el fondo de todo lo que desborda la inteligencia y desafía la expresión. (San Máximo, el Confesor. Capita theologica, 1, 8-13 : PG 90, 1182-1186)

Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1 ( Catena Aurea, Santo Tomás de Aquino)

He creído superfluo exponer cómo Booz tomó por mujer a una moabita, Rut, sabiendo todos lo que la Escritura dice sobre éstos (en el libro de Rut). Sólo diré que Rut, en premio de su fe, se casó con Booz, porque renegó de los dioses de sus padres y adoró al Dios vivo. Booz, recompensando esta fe, la recibió por mujer para que de tal unión santificada naciese la descendencia real.

Papa Agaton

En Cristo la naturaleza divina tiene todo lo que es divino y la humana todo lo que es humano, sin ningún pecado

Profesamos asimismo que cada una de sus naturalezas tiene una propia natural peculiaridad: la divina tiene todo lo que es divino y la humana todo lo que es humano, sin ningún pecado. Reconocemos que ambas las naturalezas son del único y mismo Dios Verbo encarnado, es decir, hecho hombre, de una manera inconfusa, inseparable, inmutable, mientras solo la inteligencia distingue lo que está unido. Porque rechazamos del mismo modo la blasfemia de la división y la de la confusión.(Denzinger-Hünermann 543. Agaton, Carta Consideranti mihi, a los emperadores, 27 de marzo de 680)

  • Catena Aurea, Santo Tomás de Aquino:
Crisóstomo, in Ioannem, hom.53
Y como sois enemigos de la verdad y no podéis acusarme de nada, queréis matarme. Y por esto añade: «¿Quién de vosotros me argüirá de pecado?»
Teofilacto
Como diciendo: «si sois hijos de Dios, también debéis aborrecer a los que pecan. Por lo tanto, si no podéis argüirme de pecado y me aborrecéis, sabido es que me aborrecéis con motivo de la verdad»; esto es, porque se llamaba Hijo de Dios.
Orígenes, in Ioannem, tom. 35
Esta palabra de Cristo implica una gran confianza en sí mismo, porque ningún hombre ha podido decir esto nunca con seguridad, sino sólo Nuestro Señor, que no ha cometido pecado alguno.
San Gregorio, in evang. hom. 18
Considerad aquí la mansedumbre del Señor. No desdeña manifestar por qué razón no es pecador, siendo así que, en virtud de su divinidad, podía santificar a los pecadores. Por esto añade: «El que es de Dios, oye las palabras de Dios; por eso vosotros no las oís», etc.

CIC: Consecuencias del pecado de Adán para la humanidad

402 Todos los hombres están implicados en el pecado de Adán. S. Pablo lo afirma: «Por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores» (Rm 5,19): «Como por un solo hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron…» (Rm 5,12). A la universalidad del pecado y de la muerte, el Apóstol opone la universalidad de la salvación en Cristo: «Como el delito de uno solo atrajo sobre todos los hombres la condenación, así también la obra de justicia de uno solo (la de Cristo) procura a todos una justificación que da la vida» (Rm 5,18).

403 Siguiendo a S. Pablo, la Iglesia ha enseñado siempre que la inmensa miseria que oprime a los hombres y su inclinación al mal y a la muerte no son comprensibles sin su conexión con el pecado de Adán y con el hecho de que nos ha transmitido un pecado con que todos nacemos afectados y que es «muerte del alma» (Cc. de Trento: DS 1512). Por esta certeza de fe, la Iglesia concede el Bautismo para la remisión de los pecados incluso a los niños que no han cometido pecado personal (Cc. de Trento: DS 1514).

404 ¿Cómo el pecado de Adán vino a ser el pecado de todos sus descendientes? Todo el género humano es en Adán «sicut unum corpus unius hominis» («Como el cuerpo único de un único hombre») (S. Tomás de A., mal. 4,1). Por esta «unidad del género humano», todos los hombres están implicados en el pecado de Adán, como todos están implicados en la justicia de Cristo. Sin embargo, la transmisión del pecado original es un misterio que no podemos comprender plenamente. Pero sabemos por la Revelación que Adán había recibido la santidad y la justicia originales no para él solo sino para toda la naturaleza humana: cediendo al tentador, Adán y Eva cometen un pecado personal, pero este pecado afecta a la naturaleza humana, que transmitirán en un estado caído (cf. Cc. de Trento: DS 1511-12). Es un pecado que será transmitido por propagación a toda la humanidad, es decir, por la transmisión de una naturaleza humana privada de la santidad y de la justicia originales. Por eso, el pecado original es llamado «pecado» de manera análoga: es un pecado «contraído», «no cometido», un estado y no un acto.

405 Aunque propio de cada uno (cf. Cc. de Trento: DS 1513), el pecado original no tiene, en ningún descendiente de Adán, un carácter de falta personal. Es la privación de la santidad y de la justicia originales, pero la naturaleza humana no está totalmente corrompida: está herida en sus propias fuerzas naturales, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al imperio de la muerte e inclinada al pecado (esta inclinación al mal es llamada «concupiscencia»). El Bautismo, dando la vida de la gracia de Cristo, borra el pecado original y devuelve el hombre a Dios, pero las consecuencias para la naturaleza, debilitada e inclinada al mal, persisten en el hombre y lo llaman al combate espiritual.

 406 La doctrina de la Iglesia sobre la transmisión del pecado original fue precisada sobre todo en el siglo V, en particular bajo el impulso de la reflexión de S. Agustín contra el pelagianismo, y en el siglo XVI, en oposición a la Reforma protestante. Pelagio sostenía que el hombre podía, por la fuerza natural de su voluntad libre, sin la ayuda necesaria de la gracia de Dios, llevar una vida moralmente buena: así reducía la influencia de la falta de Adán a la de un mal ejemplo. Los primeros reformadores protestantes, por el contrario, enseñaban que el hombre estaba radicalmente pervertido y su libertad anulada por el pecado de los orígenes; identificaban el pecado heredado por cada hombre con la tendencia al mal («concupiscentia»), que sería insuperable. La Iglesia se pronunció especialmente sobre el sentido del dato revelado respecto al pecado original en el II Concilio de Orange en el año 529 (cf. DS 371-72) y en el Concilio de Trento, en el año 1546 (cf. DS 1510-1516).

Santo Tomas de Aquino: Se indica la propagación del pecado en este mundo y el origen de la muerte y a la vez se declara de qué modo es posible que el pecado original se transmita a los posteros.

Suma Teológica I-II Qu.83 a.2

crucifixion jesus

En el Antiguo Testamento para restablecer al hombre caído Dios estableció varias alianzas con la promesa de que El mismo iba a proveer un sacrificio perfecto, puro y sin machas para la remisión de nuestros pecados.

Teófil

El Señor llama a este cáliz Nuevo Testamento. Por ello sigue: «Diciendo: ‘Este cáliz es el Nuevo Testamento en mi Sangre, que será derramada por vosotros'», dando a entender que el Nuevo Testamento comienza en su sangre. Porque la sangre de los animales se derramó con abundancia en el Antiguo Testamento desde que se promulgó la ley. Pero ahora la sangre del Verbo de Dios nos representa el Nuevo Testamento. Cuando dice, pues, por vosotros, no quiere decir que sólo por los apóstoles se ha concedido y derramado su sangre, sino por todo el género humano. La antigua Pascua se celebraba en conmemoración de la libertad de Egipto; la sangre del cordero sirvió para salvar a los primogénitos. Pero la nueva Pascua se estableció para la remisión de los pecados, y la sangre de Jesucristo se derramó para la santificación de los que se han consagrado a Dios. (Catena Aurea)