Apostasía: Publican en la Web del Vaticano la carta herética de Bergoglio a favor de la comunión sacrílega para divorciados adúlteros.

Card. Pell: «la comunión para los divorciados vueltos a casar es solo la punta del iceberg, el caballo de Troya» ellos «quieren cambios más amplios, el reconocimiento de las uniones civiles, el reconocimiento de las uniones homosexuales»

El Concilio dogmático de Trento anatematiza a todo el que siguiendo la apostasía de Bergoglio diga que se puede comulgar estando en pecado mortal.

La Web del Vaticano manejada por apóstatas  ratificó  la interpretación herética de los Obispos apostatas de Buenos Aires en comunión con el apostata argentino Jorge Mario Bergoglio.

Criterios básicos para la aplicación de la herética  Amoris laetitia avalados por el heresiarca Jorge Mario Bergoglio.

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El Concilio de Trento Juzgan la idea herética que tiene Bergoglio de dar la comunión sacrílega a los divorciados que viven en adulterio.

Para recibir la Eucaristía es necesario estar en estado de gracia:

Ahora bien, la costumbre de la Iglesia declara ser necesaria aquella prueba por la que nadie debe acercarse a la Sagrada Eucaristía con conciencia de pecado mortal, por muy contrito que le parezca estar, sin preceder la confesión sacramental. Lo cual este santo Concilio decretó que perpetuamente debe guardarse aun por parte de aquellos sacerdotes a quienes incumbe celebrar por obligación, a condición de que no les falte facilidad de confesor. Y si, por urgir la necesidad, el sacerdote celebrare sin previa confesión, confiésese cuanto antes [v. 1138 s]. (Denzinger-Hünermann 1647. Concilio de Trento, Sesion XIII, 11 de octubre de 1551) 

 

Está excomulgado quién defiende públicamente que se puede comulgar en pecado

Can. 11. Si alguno dijere que la sola fe es preparación suficiente para recibir el sacramento de la Eucaristía [cf *1646]: sea anatema.
Y para que tan grande sacramento no sea recibido indignamente y, por ende, para muerte y condenación, el mismo santo Concilio establece y declara que aquéllos a quienes grave la conciencia de pecado mortal, por muy contritos que se consideren, deben necesariamente hacer previa confesión sacramental, habida facilidad de confesar.
Mas si alguno pretendiere enseñar, predicar o pertinazmente afirmar, o también públicamente disputando defender lo contrario, por el mismo hecho quede excomulgado [cf. *1647]. (Denzinger-Hünermann 1661. Julio III, Concilio de Trento, 13a sesión, 11 de octubre de 1551. Decreto sobre el Sacramento de la Eucaristía)

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