Heresiarca Martín Lutero: «Destruyamos la Misa y destruiremos la Iglesia«.
«El diablo siempre ha intentado, por medio de los herejes, privar al mundo de la Misa, haciéndolos precursores del Anticristo, que ante todo intentará abolir y abolirá el Santísimo Sacramento del altar, como castigo por los pecados de los hombres, conforme a la predicción de Daniel, ‘y le fue dado poder contra el continuo sacrificio’ (Daniel 8:12).» San Alfonso de Ligorio, Doctor de la Iglesia. (1696-1787)
Indiferencia religiosa ecuménica: Francisco sueña con el “mismo altar”
En las Vísperas que cierran la semana de oración por la unidad de los cristianos, Francisco pidió “dejar atrás ciertas cosas”.
Pidió a Dios por “la única manera de llegar a adorar a Dios en la misma casa, alrededor del mismo altar”. Y: “oh Señor, concédenos el valor de cambiar de rumbo”. Normalmente, el grupo del Concilio -porque no cree en el sacrificio de la Misa- evita el término “altar” y habla en cambio de “mensa” (= mesa).
Dado que ni los protestantes ni la Iglesia conciliar de Francisco creen en el sacrificio eucarístico y lo reemplazan con un púlpito parlanchín en el centro de sus liturgias, el deseo de Francisco podría hacerse realidad. A ello contribuye también el hecho de que la base del ecumenismo es la indiferencia y la tibieza religiosas.
Al final de las Vísperas, Francisco, el metropolitano ortodoxo de origen griego Polykarpos de Italia y el arzobispo Ian Ernest del centro anglicano romano -que según la Apostolicae Curae (1896) de León XIII es un laico- “bendijeron” a los congregados.
En las Vísperas que cierran la semana de oración por la unidad de los cristianos, Francisco pidió “dejar atrás ciertas cosas”.
Pidió a Dios por “la única manera de llegar a adorar a Dios en la misma casa, alrededor del mismo altar”. Y: “oh Señor, concédenos el valor de cambiar de rumbo”. Normalmente, el grupo del Concilio -porque no cree en el sacrificio de la Misa- evita el término “altar” y habla en cambio de “mensa” (= mesa).
Dado que ni los protestantes ni la Iglesia conciliar de Francisco creen en el sacrificio eucarístico y lo reemplazan con un púlpito parlanchín en el centro de sus liturgias, el deseo de Francisco podría hacerse realidad. A ello contribuye también el hecho de que la base del ecumenismo es la indiferencia y la tibieza religiosas.
Al final de las Vísperas, Francisco, el metropolitano ortodoxo de origen griego Polykarpos de Italia y el arzobispo Ian Ernest del centro anglicano romano -que según la Apostolicae Curae (1896) de León XIII es un laico (hereje)- “bendijeron” a los congregados.
Bergoglio sínicamente en lugar de llamar a los herejes a la conversión tuerce la Escritura y utiliza el nombre de Jesucristo para pedir que se unan a su apostasía.
“Vi que muchos pastores estaban involucrados en ideas que eran peligrosas para la Iglesia. Estaban construyendo una iglesia grande, extraña y extravagante. Todos tenían que ser admitidos en ella para estar unidos y tener iguales derechos: evangélicos, católicos y sectas de cada denominación. Así tenía que ser la nueva Iglesia Pero Dios tenía otros planes” (22 de abril de 1823 – Catalina Emmerich)
Apostatas, herejes, paganos, idolatras musulmanes, y demás falsas religiones: Todos se han unidos a Bergoglio en la apostasía:
El Papa León XIII declaró en Apostólicæ Curæ que las órdenes anglicanas son invalidas y nulas: pronunciamos y declaramos que las ordenaciones hechas en rito anglicano han sido y son absolutamente inválidas y totalmente nulas.
Concilio de Cartago: “Uno no debe rezar ni cantar salmos con los herejes, y quien se comunique con aquellos que han sido cortados de la comunión de la Iglesia, ya sea clero o laico: que sea excomulgado.”
Concilio de Laodicea, Siglo IV, Canon 6: “Nadie rezará en común con los herejes y cismáticos… No se le permite a los herejes entrar en la casa de Dios mientras ellos continúen en herejía.”
Código de Derecho Canónico
•Se prohíbe al excomulgado celebrar los sacramentales
El apóstata de la fe, el hereje o el cismático incurren en excomunión latae sententiae. […] Se prohíbe al excomulgado: tener cualquier participación ministerial en la celebración del Sacrificio Eucarístico o en cualesquiera otras ceremonias de culto; celebrar los sacramentos o sacramentales y recibir los sacramentos; desempeñar oficios, ministerios o cargos eclesiásticos, o realizar actos de régimen. (Código de Derecho Canónico, can. 1364, §1; can. 1331, §1)

Conforme a la CDF el apostata Jorge Mario Bergoglio “no está en plena comunión con la Iglesia católica”.
La Congregación para la Doctrina de la Fe, originalmente llamada Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición, fue fundada por Pablo III en 1542 con la Constitución «Licet ab initio«, para defender a la Iglesia de las herejías. Es la más antigua de las nueve Congregaciones de la Curia.
— El texto de la « Profesión de Fe y del Juramento de fidelidad al asumir un oficio que se ha de ejercer en nombre de la Iglesia », publicados por la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 9 de enero de 1989 (AAS 81 [1989] 104-106).
§ 2. Así mismo se han de aceptar y retener firmemente todas y cada una de las cosas sobre la doctrina de la fe y las costumbres propuestas de modo definitivo por el magisterio de la Iglesia, a saber, aquellas que son necesarias para custodiar santamente y exponer fielmente el mismo depósito de la fe; se opone por tanto a la doctrina de la Iglesia católica quien rechaza dichas proposiciones que deben retenerse en modo definitivo.
Entre las verdades relacionadas con la revelación por necesidad histórica, que deben ser tenidas en modo definitivo, pero que no pueden ser declaradas como divinamente reveladas, se pueden indicar, por ejemplo, la legitimidad de la elección del Sumo Pontífice o de la celebración de un concilio ecuménico; la canonización de los santos (hechos dogmáticos); la declaración de León XIII en la Carta Apostólica Apostolicae Curae sobre la invalidez de las ordenaciones anglicanas[37], etc.
Can. 1436
§ 1. Quien niega alguna verdad que se debe creer por fe divina y católica, o la pone en duda, o repudia completamente la fe cristiana, y habiendo sido legítimamente amonestado no se arrepiente, debe ser castigado, como hereje o apóstata, con excomunión mayor; el clérigo, además, puede ser castigado con otras penas, no excluída la deposición.