Catecismo Mayor Papa San Pío X
No cometerás actos impuros.
Catecismo de la Iglesia Católica nos dice en el numeral 2336 Jesús vino a restaurar la creación en la pureza de sus orígenes. En el Sermón de la Montaña interpreta de manera rigurosa el plan de Dios: ‘Habéis oído que se dijo: «no cometerás adulterio». Pues yo os digo: «Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón’» (Mt 5, 27-28). El hombre no debe separar lo que Dios ha unido (cf Mt 19, 6).
La Tradición de la Iglesia ha entendido el sexto mandamiento como referido a la globalidad de la sexualidad humana.
¿Qué prohíbe el sexto Mandamiento?
Prohíbe toda impureza y toda relación sexual fuera del Sacramento del Matrimonio sin excepción.
Este mandamiento es para todos y nos abarca a todos a los casados, a los solteros, a los niños , los jóvenes, a los ancianos, a los sacerdotes y las religiosas.
El sexto mandamiento nos prohíbe toda acción, toda mirada, toda conversación contraria a la castidad, y la infidelidad en el matrimonio.
El Sexto mandamiento: Trata de todos los asuntos relacionados con la totalidad de la sexualidad humana. Prohíbe en acción lo que el noveno prohíbe en pensamiento o deseo.
«Oísteis que fue dicho a los antiguos: No adulterarás. Pues yo os digo que todo aquel que pusiese los ojos en una mujer para codiciarla, ya cometió adulterio en su corazón con ella. La justicia menor prohíbe cometer adulterio mediante la unión de los cuerpos; mas la justicia mas perfecta del reino de los cielos prohíbe cometerlo en el corazón. Y quien no comete adulterio en el corazón, mucho mas fácilmente cuida de no cometerlo con el cuerpo.» San Agustín, sobre el sermón de la montaña
San Agustín, sermones, 9,3 (Catena Aurea)
«El verdadero y auténtico católico es el que ama la verdad de Dios y a la Iglesia, cuerpo de Cristo; aquel que no antepone nada a la religión divina y a la fe católica: ni la autoridad de un hombre, ni el amor, ni el genio, ni la elocuencia, ni la filosofía; sino que despreciando todas estas cosas y permaneciendo sólidamente firme en la fe, está dispuesto a admitir y a creer solamente lo que la Iglesia siempre y universalmente ha creído. Sabe que toda doctrina nueva y nunca antes oída, insinuada por una sola persona, fuera o contra la doctrina común de los fieles, no tiene nada que ver con la religión, sino que más bien constituye una tentación. (San Vicente de Lérins. Commonitorio, El verdadero católico y el hereje, n. 20)
Y a los ángeles que no mantuvieron su posición de autoridad, sino que abandonaron su propia morada, los tiene perpetuamente encarcelados en oscuridad para el juicio del gran Día. Así también Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas son puestas como escarmiento, al sufrir el castigo de un fuego eterno, por haber practicado, como aquéllos, inmoralidad sexual y vicios contra la naturaleza.
Hechos 15:19-29 (DHH)
Sabiduría 4:6 (DHH)
serán prueba de la perversidad de sus padres,
cuando Dios llame a éstos a juicio.

Son los que abrazan con tal disposición el matrimonio, que apartan de sí y de su mente a Dios, dejándose llevar por su pasión, como el caballo y el mulo que no tienen entendimiento; ésos son sobre quienes tiene poder el demonio. Mas tú, cuando la hubieres tomado por mujer, y hayas entrado en el aposento, no llegues a ella en tres días, y no pienses en otra cosa sino en hacer oración en compañía de ella. En aquella misma noche, quemado el hígado del pez, será ahuyentado el demonio. En la segunda noche serás admitido en la unción de los santos patriarcas. En la tercera alcanzarás la bendición, para que nazcan de vosotros hijos sanos. Pasada la tercera noche te juntarás con la doncella en el temor del Señor, llevado más bien del deseo de tener hijos que de la concupiscencia, a fin de conseguir en los hijos la bendición propia del linaje de Abraham.
no para satisfacer una pasión desordenada,
sino para constituir un verdadero matrimonio.
¡Ten misericordia de ella y de mí,
y concédenos llegar juntos a la vejez!».
TOBÍAS 12:15 Yo soy Rafael, uno de lo siete ángeles que están delante de la gloria del Señor y tienen acceso a su presencia».
℟. Teniendo en su mano un incensario de oro.
Oh Dios que has dado a Tobías tu siervo al bienaventurado Arcángel San Rafael como compañero para el viaje, concédenos la gracia, a quienes también somos tus siervos, que también podamos ser protegidos por su vigilancia y fortificados por su ayuda. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.