Padre Ruben: «El Motu Proprio de Bergoglio es un Ataque Déspota y Brutal contra la Misa»

Marco Tosatti

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EL ATAQUE DÉSPOTA Y BRUTAL CONTRA LA MISA APOSTÓLICA ROMANA,

no solo socava seriamente el derecho de los fieles a proclamar la Lex orandi apoyados en una Lex credendi que no está sujeta a la discreción de ningún Papa, obispo o conferencia episcopal. En otras palabras, no se puede impedir que los creyentes proclamen y celebren su fe sobre la base de una sólida doctrina arraigada en Jesucristo y los Apóstoles. La primera diferencia que observamos entre la Traditionis Custodes de Francisco y el Summorum Pontificum de Benedicto XVI es que TC es arrogante en la disciplina, mientras que SP es declarativa. El primero es dictatorial, el segundo pastoral.

Es cierto que la hermenéutica de la continuidad que ofrece Ratzinger no es más que una expresión casi desesperada por salvar lo insalvable; de hecho, TC viene a ser el sepulcro de esta hermenéutica. Por otro lado, no es posible presentar la Misa de Pablo VI y la Misa Apostólica Romana (tradicional o tridentina) como dos manifestaciones válidas de un solo y mismo rito romano; estas son contradicciones internas de SP. Sin embargo, las contradicciones internas de TC son grotescas y vergonzosas, pongamos un ejemplo: Bergoglio se coloca al mismo nivel que el santo Papa Pío V cuando afirma no tan implícitamente que también  él está unificando el rito de la Misa como Papa de Lepanto. , quien abrogó los ritos precedentes que no estaban garantizados durante al menos dos siglos de antigüedad. Ni Trento ni Pío V se inventaron la misa romana; El núcleo de ésta, que es el Canon, proviene sustancialmente de la época apostólica, llegando sin ataques ni conmociones y conviviendo con otros venerables ritos también de origen apostólico, hasta el siglo VII cuando el Papa san Gregorio Magno lo estructura y lo enriquece con el canto que lleva su nombre: canto gregoriano. En el siglo XVI, Pío V lo codificó y liberó de ciertas adhrencias que podían oscurecer los contenidos de la fe celebrada. En la época de este santo Papa, la Misa Apostólica Romana ya existía desde hacía quince siglos; los ritos que no estaban vigentes desde hacía al menos doscientos años fueron derogados por él, como hemos dicho.

Pues bien, con lo dicho es evidente que Bergoglio no tiene la potestad de derogar en modo alguno lo que el Papa dominico, Pío V, había reconocido como definitivo y perpetuo, promulgando el MISAL que lleva su nombre y blindándolo contra cualquier alteración futura con el la bula Quo primum tempore. La apelación de TC a Pío V sigue siendo ridícula, salvo que provenga de una megalomanía patológica que tanto daño hace a las almas cuando el máximo pastor de la Iglesia y los demás pastores están poseídos por esta enfermedad y la ejercen.

A pesar de las contradicciones de SP y TC, el contraste entre el nivel intelectual, cultural, teológico y litúrgico de sus respectivos autores, Ratzinger y Bergoglio, es patente. Lo que Bergoglio pide a los obispos tiene más sabor militar que pastoral. La humildad de Francisco nunca se ha mostrado por lo que es: una farsa populista.

No se puede omitir siquiera una consideración muy breve de cuán ofensivo es el motu proprio Traditionis Custodes de Francisco para la cultura (arte, música, pensamiento, escultura, arquitectura). Onfray, el mayor filósofo ateo de Francia, denuncia esto en una entrevista que encontré en Church Militant hoy, 22 de julio de 2021. Ya las dos primeras palabras del infeliz motu proprio (Traditionis custodes) son sarcásticas por decir lo menos: Guardianes de la Tradición. ¿Cuál tradición?, ¿la que parte de Jesucristo y los apóstoles o la que parte del Vaticano II? El ateo Onfray advierte que todo lo mejor de la cultura occidental se concentra o cristaliza en el rito litúrgico de la Misa Apostólica Romana. Pero, obviamente, todo esto debe ser barrido para caminar juntos -fratelli tutti- hacia la nueva normalidad masónica del nuevo orden mundial, al ritmo de un tango.

Padre Ruben