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Francisco combatió la Misa Romana ya como arzobispo de Buenos Aires, después de que Benedicto XVI publicara en 2007 su Motu Proprio Summorum Pontificum.
Permitió una Misa Romana en la capilla del Sagrado Corazón en Flores, en el centro de Buenos Aires. La arquidiócesis tiene -teóricamente- 3 millones de católicos. Un grupo que incluye a muchos jóvenes asistió a esta Misa durante unos tres años, hasta que Bergoglio la suspendió en junio de 2010.
Esta y otras negativas a permitir la Misa Romana fueron documentadas por el sitio web Pagina-Catolica.Blogspot.com.
Los sacerdotes dispuestos a celebrar la Misa Romana se enfrentaron a la disposición secreta de Bergoglio de que la liturgia romana sólo podía celebrarse en dos lugares: en Nuestra Señora del Monte Carmelo y en San Miguel Arcángel, donde las lecturas del Novus Ordo se impusieron al Rito Romano y fueron leídas por laicos, tanto hombres como mujeres. Pero incluso en estas dos capillas esta forma abusiva de la Misa Romana fue finalmente cancelada.
Bergoglio le declaró la guerra a la Misa Tradicional en Argentina hasta el punto de recibir el título de la Plaga de Egipto para la Iglesia Argentina
¡El horror! Un periodista porteño describe a Bergoglio: «Enemigo jurado de la Misa Tradicional, sólo ha permitido imitaciones de la misma en manos de enemigos declarados de la liturgia antigua. Ha perseguido a todos los sacerdotes que se esforzaron por llevar sotana, predicar con firmeza o simplemente se interesaron por Summorum Pontificum.
Laicos Unidos en Cristo 