Sin fe es imposible agradar a Dios […] Hebreos11:6
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☠️PRECAUCIÓN HABLA BERGOGLIO☠️ |
☠️ Francisco dice que su “fe” necesita dudas
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En otro libro-entrevista, Francisco se presentó como un seguidor de la errónea creencia que “una fe sin dudas no puede progresar”.
La entrevista fue publicada por su amigo, el padre Marco Pozza, y fue publicada parcialmente el 28 de febrero en el sitio web Corriere.it.
Contrario a Francisco, la doctrina católica como está expresada en el Catecismo de Trento, explica que la “Fe debe excluir toda duda”. Santiago 1, 6 compara al que duda con “el oleaje del mar, impulsado y agitado por el viento”.
La fuente del error de Francisco es la confusión entre las “dudas” y la “experiencia” de ser abandonado por Dios, que se puede encontrar también en las vidas de los santos.
Basado en esta confusión, Francisco cree que un cristiano que nunca ha atravesado dudas “carece” de algo: “Una fe sin esas pruebas me lleva a dudar que sea verdadera fe”. Esta declaración no está corroborada ni en la Biblia ni en ninguno de los autores espirituales serios.
Por otro lado, Francisco llama al diluvio un resultado de la “ira de Dios”, utilizando así un concepto que los teólogos de Francisco aborrecerían. Él advierte sobre el peligro de no cuidar la creación, lo que podría dar lugar a otro “diluvio”, aunque Dios dice en Gn 9, 11 que no habrá un segundo diluvio.
La duda es un pecado contra la Fe.

La Fe es una Virtud teologal infundida por Dios en el entendimiento, por la cual asentimos firmemente a las verdades divinas reveladas por la autoridad o testimonio del mismo Dios que revela.
EL PECADO CONTRA LA FE
Definición
La negación deliberada del asentimiento a lo que Dios ha revelado. Como se entiende comúnmente, hay cinco pecados principales contra la fe: profesión de una religión falsa, duda deliberada, incredulidad o negación de un artículo de fe e ignorancia culpable de las doctrinas de la Iglesia Católica.
- La duda voluntaria: descuida o rechaza tener por verdadero lo que Dios ha revelado y la Iglesia propone creer.
- La duda involuntaria : vacilación en creer, la dificultad de superar las objeciones con respecto a la fe, etc. Si se fomenta deliberadamente, puede conducir a la ceguera del espíritu.
- La incredulidad es el menosprecio de la verdad revelada o el rechazo voluntario de prestarle asentimiento.
- La herejía: negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse, o la duda pertinaz sobre la misma.
- La Apostasía: rechazo total de la fe cristiana.
Dice el Código canónico: «Si alguien, después de haber recibido el bautismo, conservando el nombre de cristiano, niega pertinazmente alguna de las verdades que han de ser creídas con fe divina y católica, o la pone en duda, es hereje.
La duda contra la fe
299. «No es en manera alguna igual la situación de aquellos que por el don celeste de la fe se han adherido a la verdad católica y la de aquellos que, llevados de opiniones humanas, siguen una religión falsa; porque los que han recibido la fe bajo el magisterio de la Iglesia no pueden jamás tener causa justa de cambiar o poner en duda esa misma fe» (D 1794).
Hebreos 10:23 Mantengámonos firmes, sin dudar [… ]
Enseña Santo Tomás de Aquino:
El objeto formal de la fe es la Verdad primera revelada en la Sagrada Escritura y en la enseñanza de la Iglesia. Por eso, quien no se adhiere, como regla infalible y divina, a la enseñanza de la Iglesia, que procede de la Verdad primera revelada en la Sagrada Escritura, no posee el hábito de la fe, sino que retiene las cosas de la fe por otro medio distinto. Como el que tiene en su mente una conclusión sin conocer el medio de demostración, es evidente que no posee la ciencia de esa conclusión, sino tan sólo opinión.
Los demás artículos de la fe en los que no yerra el hereje no los acepta del mismo modo que el fiel, es decir, por adhesión a la Verdad primera, para lo cual necesita el hombre la ayuda del hábito de la fe. El hereje los retiene por propia voluntad y por propio juicio.
Ahora bien, es evidente que quien se adhiere a la enseñanza de la Iglesia como regla infalible presta su asentimiento a todo cuanto enseña la Iglesia. De lo contrario, si de las cosas que enseña la Iglesia admite las que quiere y excluye las que no quiere, no asiente a la enseñanza de la Iglesia como regla infalible, sino a su propia voluntad. Así, es del todo evidente que el hereje que de manera pertinaz rechaza un solo artículo no está preparado para seguir en su totalidad la enseñanza de la Iglesia (estaría, en realidad, en error y no sería hereje si no lo rechaza con pertinacia). Es, pues, evidente que el hereje que niega un solo artículo no tiene fe respecto a los demás, sino solamente opinión, que depende de su propia voluntad.
Summa Theologica, Parte II-IIae, cuestión V.
Enseña Santo Tomás de Aquino: Nadie debe dudar acerca de la fe, sino creer las cosas de la fe más que las que puede ver, porque la vista del hombre puede engañarse, pero la sabiduría de Dios jamás se equivoca (Sobre el Credo,1. c. , p. 34).
El verdadero y auténtico católico es el que ama la verdad de Dios y de la Iglesia, Cuerpo de Cristo; aquel que no antepone nada a la religión divina y a la fe católica: ni la autoridad de un hombre, ni el amor, ni el genio, ni la elocuencia, ni la filosofía; sino que, desprendiendo todas estas cosas y permaneciendo sólidamente firme en la fe, está dispuesto a admitir y a creer solamente lo que la Iglesia siempre y universalmente ha creído (San Vicente de Lerins, Conmonitorio,20).
Santa Hildegarda advirtió que en el tiempo del hijo de la perdición: “Las herejías serán tales, que los herejes podrán predicar abiertamente y en plena seguridad sus erróneas creencias. La duda y la incertidumbre en la fe católica de los cristianos aumentarán tanto, que las gentes dudarán a qué Dios dirigirse.”
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