También dijo que Pablo VI “removió la corona de Nuestro Señor” cuando depuso la tiara papal en 1964.
Viganò detecta el mismo criterio en la liturgia de Cristo Rey, que fue transferida al final del año litúrgico, lo cual eliminó la real dimensión social del reinado de Cristo y lo relegó a una dimensión meramente espiritual y escatológica.
Para Viganò, los obispos del Vaticano II destronaron a Cristo cuando proclamaron la libertad religiosa y se hicieron “voceros de naciones apóstatas”.
Viganò llama “el mayor crimen” al hecho que Cristo fuera destronado, no solo de la sociedad, “sino también de la Iglesia” que fracasó en su rol de custodio de la enseñanza de Cristo.
Él observa que no solo en la esfera civil sino también en la Iglesia el suave yugo de Cristo ha sido reemplazado “por la tiranía odiosa de los innovadores, quienes con un autoritarismo no diferente al de sus contrapartes seculares imponen una nueva doctrina, una nueva moralidad y una nueva liturgia”.
Laicos Unidos en Cristo 