La Virgen de la Medalla Milagrosa contra la idolatría Pagana de la herejía del indiferentismo religioso (‘inculturación’) que promueve el anti Papa Bergoglio.
El Canon 1364 dice que aquellos que practican la idolatría se separan inmediatamente de la Iglesia sin que sea necesaria ninguna declaración de ningún Obispo o tribunal o Sínodo para determinarlo.
Milagros documentados atribuidos a la Medalla Milagrosa
Carta de un misionero en Macao con fecha del 25 de agosto de 1841.
Una viuda que había sido educada como pagana solo tenía un hijo. Un día ella lo vio caer bajo el poder del demonio, en otras palabras, poseído. Todos huyeron de él mientras vagaba por los campos dando gritos terroríficos. Si alguien se atrevía a agarrarlo, el niño inmediatamente arrojaba a la persona al suelo. La pobre madre estaba llena de dolor y tristeza, pero la Divina Providencia se compadeció de esta desafortunada familia. Un día, el niño estaba más atormentado que nunca, sin saber a dónde iba y rechazando brutalmente a todos los que se acercaban.
En sus andanzas se encontró con un cristiano que, animado por una fe viva y viendo que el diablo maltrataba tiránicamente al desafortunado niño, les dijo a los que estaban cerca que se fueran. Dijo que solo él podía calmarlo, abrazarlo y devolverlo a su madre. Esta forma de hablar sorprendió a los paganos. Le advirtieron sobre el peligro, pero lo dejaron seguir adelante.
Este cristiano llevaba una Medalla Milagrosa y la tomó en su mano. Acercándose al niño poseído, se lo mostró, ordenando al diablo que lo dejara solo y se fuera, lo que sucedió de inmediato. El niño, al ver al cristiano con la medalla, se tiró al suelo ante esta imagen sin saber de qué se trataba. Los paganos, que lo habían visto desde lejos, estaban asombrados.
Entonces el cristiano le dijo que debía levantarse y seguirlo. De esta manera lo llevó a la casa de su madre. Tan pronto como el niño la vio, dijo: “No llores, estoy libre. El diablo se fue tan pronto como vio esta medalla. Imagine la alegría de la madre al escuchar estas palabras. Ella no sabía si estaba soñando o no. El cristiano certificó la verdad de lo que decía el niño y le contó lo que había sucedido.
Agregó que su hijo sería libre para siempre, siempre que renunciara a los ídolos y se convirtiera en cristiano. El niño prometió sinceramente hacerlo y ambos comenzaron a sacar a los dioses falsos de una especie de altar donde los guardaban.
Macao, China
¡Oh María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a vos!
Tema relacionado:
Laicos Unidos en Cristo 