El anti-Papa Bergoglio destruye el sacerdocio católico para destruir la Santa Misa y abolir la Eucaristía e instalar la abominación de la desolación.

En la Amazonia, la celebración de Misas [inválidas] por parte de diáconos casados es una realidad, “autorizada” por los obispos locales y por el papa Francisco, dice en un vídeo (ver aquí) el padre Giovanni Nicolini, de 79 años.
Nicolini, es un sacerdote modernista de Boloña (Italia), asistente eclesiástico de las Asociaciones Católicas de Trabajadores Italianos y fundador de una comunidad.
El video fue grabado en una escuela de verano de la asociación católica político-cultural La Rosa Bianca, en Terzolas (en la región de Trentino-Adigio, en Trento), organizada desde el 21 al 25 de agosto.
Para Nicolini, “la Iglesia de sacerdotes” está llegando a su fin: “¿Es una profecía? No, es la realidad”.
Habla de un diácono casado, anónimo, que tiene sesenta años y está en una “aislada parroquia misionera” en la Amazonia. Este diácono informó por teléfono a su obispo que no había sacerdote para celebrar Misa al día siguiente. Supuestamente el obispo le dijo: “vaya allí y celebre la Misa”.
Según Nicolini, el papa Francisco fue informado sobre esto y contestó: “Por ahora no podemos escribir nada [sobre esto], ¡que siga adelante!”.
Diácono Nick Donnelly:
Esto es más que impactante
Me siento mal del estómago por este sacrilegio cometido por un diácono casado con la aprobación de su obispo.
Sandro Magister señala que Giovanni Nicolini es de los más cercanos a Jorge Mario Bergoglio.
Nicolini pertenece a la arquidiócesis de Bolonia, cuyo ´arzobispo´ es el apostata Matteo Zuppi.
Escribe Magister que: Nicolini está vinculado a ese influyente think tank católico progresista conocido como «escuela de Bolonia», que tuvo en el propio Dossetti su fundador, y en el historiador de la Iglesia Alberto Melloni y en el fundador del monasterio de Bose Enzo Bianchi sus actuales directores y gurús, ambos ultradefensores de Bergoglio.
Sandro Magister escribe
El vídeo es parte de una «lección» más amplia de don Nicolini, que también fue grabada, en la escuela de verano de la asociación político-cultural La Rosa Bianca, que tuvo lugar en Terzolas, en el Trentino, del 21 al 25 de agosto.
Y a continuación la transcripción textual de sus palabras sobre el celibato del clero y las «misas» que ya se estarían celebrando en Amazonia por diáconos casados, con la autorización de los obispos del lugar y con el aval del papa Francisco.
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Y EL PAPA HA DICHO: «¡SEGUID ADELANTE!»
Creo que es el momento de recordar, junto a vosotros, que la Iglesia de los sacerdotes está llegando a su fin. ¿Es una profecía? No, es la realidad. Hay que tenerlo en cuenta, porque lo cambia todo completamente. Ahora estamos llegando al ápice de la locura, cada sacerdote tiene seis parroquias, pero esto se acaba. Esta crisis del sacerdocio crecerá implacablemente hasta que no se tome muy en serio la idea de abolir el celibato sacerdotal.
Mientras dure este celibato de los sacerdotes, la bajada es imparable, también porque muchas veces no se reflexiona sobre el hecho de que yo, por ejemplo, soy un sacerdote, pero antes de ser un sacerdote soy un monje. Francesco, que está aquí, es un monje y siendo nosotros una pequeñísima comunidad monástica de oración hemos regalado a la Iglesia de Bolonia cinco sacerdotes, pero lo hemos podido hacer porque pertenecemos a otra raza. Pero mientras dure esta situación según la cual -lo sabéis, ¿verdad?- el hecho de ser célibe es una pura disposición de orden disciplinario, jurídica, no es un voto, no es un don de Dios, no está sostenida por la vida de la comunidad… Nada, él no se casa, por regla no puede casarse. Pero está claro que cuando sé que a un sacerdote de treinta años, que viene a confesarse conmigo, lo trasladan a una zona rural solo, está claro que en seis meses ya tiene una amante. Por lo que esta bajada ahora será rapidísima. Anteayer me decían que se calcula que en Bolonia, en el 2030, habrá 30 sacerdotes; ahora hay 450, y la cifra ha bajado mucho. Por lo que esta estructura de la Iglesia ya no existirá.
En breve tendremos el sínodo de los obispos para la Amazonia. Hemos sabido que una noche llegó una llamada telefónica desde una perdida misión parroquial de la Amazonia. Era un diácono anciano, de unos sesenta años, casado, que le decía a su obispo: “Tengo que decirte que mañana no hay misa, porque tampoco hay sacerdote”. Y el obispo le respondió: “Vé tú y celebra la misa”. A los diáconos casados, con los hijos ya independientes, se les llama los «ancianos», y los obispos del lugar les autorizan a presidir la liturgia. Se lo han dicho al papa y este ha dicho: “Por ahora no podemos escribir nada, pero vosotros ¡seguid adelante!”. Yo me he preguntado, cuando he sabido que él convocaba la asamblea mundial de los obispos para la Amazonia, que tal vez pueda o quiera decir algo. Sin embargo la Iglesia, en su estructura concreta y jurídica actual, está llegando a su fin.
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