es.news El padre Raymond Blake critica el 3 de agosto en Twitter el nuevo parágrafo del papa Francisco, insertado en el Catecismo de la Iglesia Católica que declara erróneamente que “la Iglesia enseña” que la pena de muerte es inadmisible.
Blake señala que esto “no es cierto, ni histórica ni fácticamente”.
El sentido común, la Biblia, toda la teología católica – incluyendo a Santo Tomás [de Aquino] – enseñan que la pena de muerte es justa y lícita como tal.
El padre Blake no propone una legislación que incluya la pena de muerte.
La opinión de los Padres de la Iglesia es unánime a favor de la pena capital. San Agustín respondió en La Ciudad de Dios a los que en su día argumentaban que el Quinto Mandamiento “no matarás” invalidaba la pena de muerte, pero como la Ley de Dios también permite una guerra justa y la ejecución de criminales. San Agustín explicó:
El agente que ejecuta la sentencia no comete homicidio; es tan solo un instrumento, como una espada en la mano, y por tanto de ninguna manera es contrario al Mandamiento “no matarás” luchar en una guerra justa o que los representantes de la autoridad pública den muerte a criminales.»
El Doctor Angélico, Santo Tomás de Aquino, en la Summa Theologica enseña la licitud de la Pena de Muerte:
Todo poder correctivo y sancionario proviene de Dios, quien lo delega a la sociedad de hombres; por lo cual el poder público está facultado como representante divino, para imponer toda clase de sanciones jurídicas debidamente instituidas con el objeto de defender la salud de la sociedad. De la misma manera que es conveniente y lícito amputar un miembro putrefacto para salvar la salud del resto del cuerpo, de la misma manera lo es también eliminar al criminal pervertido mediante la pena de muerte para salvar al resto de la sociedad.
San Alfonso María de Ligorio. En su opus magnum, la célebre Theologia Moralis, tratando el Quinto Mandamiento, dijo lo siguiente:
DUDA II: si, y en qué manera, es lícito matar a un malhechor.
Más allá de la legítima defensa, nadie excepto la autoridad pública puede hacerlo lícitamente, y en este caso sólo si se ha respetado el orden de la ley…
A la autoridad pública se ha dado la potestad de matar a los malhechores, no injustamente, dado que es necesario para la defensa del bien común… Pecan los que matan, no por celo de justicia, sino por odio o por venganza personal.
En su libro Instrucciones para el pueblo, una versión simplificada de su Theologia Moralis, San Alfonso afirmó no sólo la licitud de ejecutar a los criminales, sino la grave obligación de hacerlo:
Es lícito que un hombre sea ejecutado por las autoridades públicas. Hasta es un deber de los príncipes y jueces condenar a la muerte a los que lo merecen, y es el deber de los oficiales de justicia ejecutar la sentencia; es Dios mismo que quiere que sean castigados.
En el Antiguo Testamento la Ley Mosaica nombra hasta 36 delitos penados con la muerte.
“Porque la autoridad es un instrumento de Dios para tu bien. Pero teme si haces el mal, pues no en vano lleva espada: es un servidor de Dios para hacer justicia y castigar al que obra mal.” (Romanos 13:4)
El Papa Inocencio III ratificó la licitud de la pena de muerte ante la herejía de los valdenses :
El poder secular puede sin caer en pecado mortal aplicar la pena de muerte, con tal que proceda en la imposición de la pena sin odio y con juicio, no negligentemente pero con la solicitud debida.