«Recibe este escapulario bendito y pide a la Virgen Santísima que por sus méritos, lo lleves sin ninguna mancha de pecado y que te proteja de todo mal y te lleve a la vida eterna».
Los Papas y Santos han muchas veces alertado acerca de no abusar de la promesa de nuestra madre como si nos pudiéramos salvar llevando el escapulario sin conversión. El Papa Pío XI nos advierte: «aunque es cierto que la Virgen María ama de manera especial a quienes son devotos de ella, aquellos que desean tenerla como auxilio a la hora de la muerte, deben en vida ganarse dicho privilegio con una vida de rechazo al pecado y viviendo para darle honor»
Vivir en pecado y usar el escapulario como ancla de salvación es cometer pecado de presunción ya que la fe y la fidelidad a los Mandamientos es necesaria para todos los que buscan el amor y la protección de Nuestra Señora.
Mons. Kilian Lynch, antiguo general de la Orden Carmelita advierte: «No lleguemos a la conclusión que el escapulario está dotado de alguna clase de poder sobrenatural que nos salvará a pesar de lo que hagamos o de cuanto pequemos… Una voluntad pecadora y perversa puede derrotar la ´omnipotencia suplicante´ de la madre de la misericordia.»
San Claude de la Colombiere advierte: «Tu preguntas: ¿y si yo quisiera morir con mis pecados?, yo te respondo, entonces morirás en pecado, pero no morirás con tu escapulario»
El Privilegio Sabatino: (sábado)
Este privilegio es una promesa de la Virgen que consiste en la liberación del purgatorio el primer sábado (día que la Iglesia ha dedicado a la Virgen) después de la muerte por medio de una intercesión especial de la Virgen
Se originó en una bula o edicto «Sacratissimo uti culmine» que fue proclamado por el Papa Juan XXII en marzo 3, 1322 como resultado de una aparición que tuvo de la Virgen en la que prometió para aquellos que cumplieran los requisitos de esta devoción que «como Madre de Misericordia, con mis ruegos, oraciones, méritos y protección especial, les ayudaré para que, libres cuanto antes de sus penas, sean trasladadas sus almas a la bienaventuranza».
Condiciones para que aplique este privilegio
1) Usar el escapulario con fidelidad.
2) Observar castidad de acuerdo al estado de vida.
3) Rezo del oficio de la Virgen (oraciones y lecturas en honor a la Virgen) o rezar diariamente 5 décadas del rosario o ayunar.
El Papa Pablo V confirmó en una proclamación oficial que se podía enseñar acerca del privilegio sabatino a todos los creyentes.
Los siguientes Papas confirmaron el Privilegio Sabbatine:
Papa Gregorio XIII (18 de septiembre de 1571); Papa Clemente VII (12 de agosto de 1530); Papa San Pío V (18 de febrero de 1566).
El Papa Benedicto XIII extendió las Fiestas de Nuestra Señora del Monte Carmelo a todo el mundo occidental. Benedicto XIV también alentó a las personas a usar el escapulario y tener confianza en las promesas de Nuestra Señora
San Alfonso Ligorio y S. Juan Bosco tenían una especial devoción a la Virgen del Carmen y usaban el escapulario. Cuando murió San Alfonso Ligorio le enterraron con sus vestiduras sacerdotales y con su escapulario. Muchos años después cuando abrieron su tumba encontraron que su cuerpo y todas las vestimentas estaban hechas polvo, sin embargo su escapulario estaba intacto. El escapulario de San Alfonso está en exhibición en su Monasterio en Roma.
San Alfonso Ligorio nos dice: «Herejes modernos se burlan del uso del Escapulario. Lo desacreditan como una insignificancia vana y absurda.»
Varias Fuentes: Corazones.org
»Por eso, cada uno debe estar persuadido de que, si la piedad que declara hacia la Santísima Virgen no le aparta del pecado o no le estimula a la decisión de enmendar las malas costumbres, su piedad es artificial y falsa, por cuanto carece de su fruto propio y genuino.» (S. Pío X)
«Acógeme, oh Madre del Carmelo / bajo tu hermoso manto protector. / Madre de Dios, ampáreme tu celo / y cantaré tus glorias con fervor…»
Nuestra Señora del Monte Carmelo ruega por nosotros.
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