En Pentecostés Bergoglio atacó el deber que tiene la Iglesia de guardar fielmente el depósito de Fe y la Tradición “guardianes inflexibles del pasado” , pidió la unidad en la herejía y la hermandad en el espíritu del error.
Herejía de la diversidad reconciliada.
Bergoglio:
“De tal manera que se dé la unidad verdadera, aquella según Dios, que no es uniformidad, sino unidad en la diferencia”, pero “para que se realice esto es bueno que nos ayudemos a evitar dos tentaciones frecuentes”.
Diversidad sin unidad: “Esto ocurre cuando buscamos destacarnos, cuando formamos bandos y partidos, cuando nos endurecemos en nuestros planteamientos excluyentes, cuando nos encerramos en nuestros particularismos, quizás considerándonos mejores o aquellos que siempre tienen razón”. Entonces, “nos convertimos en unos ‘seguidores’ partidistas en lugar de hermanos y hermanas en el mismo Espíritu; cristianos de ‘derechas o de izquierdas’ antes que de Jesús; guardianes inflexibles del pasado o vanguardistas del futuro antes que hijos humildes y agradecidos de la Iglesia”.
Por otro lado, también se puede caer en la de “buscar la unidad sin diversidad”. “De esta manera la unidad se convierte en uniformidad, en la obligación de hacer todo juntos y todo igual, pensando todos de la misma manera. Así la unidad acaba siendo una homologación donde ya no hay libertad.”, advirtió.
Bergoglio: « No hay que pensar que el anuncio evangélico deba transmitirse siempre con determinadas fórmulas aprendidas, o con palabras precisas que expresen un contenido absolutamente invariable. » (Evangelii gaudium, §129)
Papa Pío XI La diversidad de opiniones lleva al menosprecio de la religión, o “indiferentismo”, y al llamado “modernismo”, que sostiene no ser absoluta la verdad dogmática.
Entre tan grande diversidad de opiniones, no sabemos cómo se podrá abrir camino para conseguir la unidad de la Iglesia, unidad que no puede nacer más que de un solo magisterio, de una sola ley de creer y de una sola fe de los cristianos. En cambio, sabemos, ciertamente que de esa diversidad de opiniones es fácil el paso al menosprecio de toda religión, o “indiferentismo”, y al llamado “modernismo”, con el cual los que están desdichadamente inficionados, sostienen que la verdad dogmática no es absoluta sino relativa, o sea, proporcionada a las diversas necesidades de lugares y tiempos, y a las varias tendencias de los espíritus, no hallándose contenida en una revelación inmutable, sino siendo de suyo acomodable al a vida de los hombres. (Pío XI. Encíclica Mortalium animos, n. 15, 6 de enero de 1928)
“Nadie, ciertamente, ignora que San Juan, el Apóstol mismo de la caridad, el cual en su Evangelio parece descubrirnos los secretos del Corazón Santísimo de Jesús, y que solía inculcar continuamente a sus discípulos el nuevo precepto ‘Amaos unos a los otros’, prohibió absolutamente todo trato y comunicación con aquellos que no profesaran, íntegra y pura, la doctrina de Jesucristo: ‘Si alguno viene a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa, y ni siquiera le saludéis’ (2 Juan 10)”. Mortalium animos, # 9, 6 de enero de 1928
No es posible la unión entre cristianos que defienden doctrinas contrarias
Por tanto, ¿cómo es posible imaginar una confederación cristiana, cada uno de cuyos miembros pueda, hasta en materias de fe, conservar su sentir y juicio propios aunque contradigan al juicio y sentir de los demás? ¿y de qué manera, si se nos quiere decir, podrían formar una sola y misma Asociación de fieles los hombres que defienden doctrinas contrarias, como, por ejemplo, los que afirman y los que niegan que la sagrada Tradición es fuente genuina de la divina Revelación; los que consideran de institución divina la jerarquía eclesiástica, formada de Obispos, presbíteros y servidores del altar, y los que afirman que esa Jerarquía se ha introducido poco a poco por las circunstancias de tiempos y de cosas; los que adoran a Cristo realmente presente en la Sagrada Eucaristía por la maravillosa conversión del pan y del vino, llamada “transubstanciación”, y los que afirman que el Cuerpo de Cristo esta allí presente solo por la fe, o por el signo y virtud del Sacramento; los que en la misma Eucaristía reconocen su doble naturaleza de sacramento y sacrificio, y los que sostienen que solo es un recuerdo o conmemoración de la Cena del Señor; los que estiman buena y útil la suplicante invocación de los Santos que reinan con Cristo, sobre todo de la Virgen María Madre de Dios, y la veneración de sus imágenes, y los que pretenden que tal culto es ilícito por ser contrario al honor del único Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo? (Ver 1Tm 2, 5). (Pío XI. Encíclica Mortalium animos, n. 14, 6 de enero de 1928)
Catecismo de la Iglesia Católica
-El Magisterio protege al pueblo de los desvíos y le garantiza profesar la fe sin error.
Pontificia Comisión Bíblica
-Los que enseñan al pueblo sean escrupulosos en no apartarse jamás de la doctrina común o de la tradición de la Iglesia ni siquiera en cosas mínimas.
Papa Pío XII
-Los amigos de novedades presentan el Magisterio como un impedimento al progreso.
Por desgracia, estos amigos de novedades […] presentan este Magisterio como un impedimento del progreso y como un obstáculo de la ciencia; y hasta hay católicos que lo consideran como un freno injusto, que impide que algunos teólogos más cultos renueven la teología. (Pío XII. Encíclica Humani generis, n. 12, 12 de agosto de 1950)
San Vicente de Lerins
-El depósito de la fe no puede ser cambiado porque pertenece a la tradición pública
Pero, ¿qué es un depósito? El depósito es lo que te ha sido confiado, no encontrado por ti; tú lo has recibido, no lo has excogitado con tus propias fuerzas. No es el fruto de tu ingenio personal, sino de la doctrina; no está reservado para un uso privado, sino que pertenece a una tradición pública. No salió de ti, sino que a ti vino: a su respecto tú no puedes comportarte como si fueras su autor, sino como su simple custodio. No eres tu quien lo ha iniciado, sino que eres su discípulo; no te corresponderá dirigirlo, sino que tu deber es seguirlo. Guarda el depósito, dice; es decir, conserva inviolado y sin mancha el talento de la fe católica. Lo que te ha sido confiado es lo que debes custodiar junto a ti y transmitir. Has recibido oro, devuelve, pues, oro. No puedo admitir que sustituyas una cosa por otra. No, tú no puedes desvergonzadamente sustituir el oro por plomo, o tratar de engañar dando bronce en lugar de metal precioso. Quiero oro puro, y no algo que solo tenga su apariencia. (San Vicente de Lerins. Conmonitorio, Iglesia custodio fiel del Depósito de la Fe, 22)
Efesios 4:5 Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo
El Credo de San Atanasio: «Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe Católica; el que no la guarde íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre «.
El término depósito (paratheke), aplicado al legado paulino, aparece tres veces en las cartas a Timoteo: «guarda el depósito» (1Tim 6,20); «sé en quién he puesto mi confianza, y estoy seguro de que él puede guardar hasta el último día [el depósito] que me ha encomendado» (2Tim 1,12); «guarda este preciado depósito, con la ayuda del Espíritu Santo, que habita en nosotros» (2Tim 1,14).
Papa Gregorio XVI
•Es injurioso en alto grado decir que sea necesaria cierta restauración y regeneración en la Iglesia
Constando, según el testimonio de los Padres de Trento, que la Iglesia recibió su doctrina de Cristo Jesús y de sus Apóstoles, que es enseñada por el Espíritu Santo, que sin cesar la sugiere toda verdad, es completamente absurdo e injurioso en alto grado el decir que sea necesaria cierta restauración y regeneración para volverla a su incolumidad primitiva, dándola nueva vigor, como si pudiera ni pensarse siquiera que la Iglesia está sujeta a defecto, a ignorancia o a cualesquier otras imperfecciones. Con cuyo intento pretenden los innovadores echar los fundamentos de una institución humana moderna, para así lograr aquello que tanto horrorizaba a San Cipriano, esto es, que la Iglesia, que es cosa divina, se haga cosa humana. (Gregorio XVI. Encíclica Mirari vos, n. 6, 15 de agosto de 1832)
Papa Pío X
Los modernistas dicen que en la Iglesia nada hay estable e inmutable
Según la doctrina y maquinaciones de los modernistas, nada hay estable, nada inmutable en la Iglesia. En la cual sentencia les precedieron aquellos de quienes nuestro predecesor Pío IX ya escribía: “Esos enemigos de la revelación divina, prodigando estupendas alabanzas al progreso humano, quieren, con temeraria y sacrílega osadía, introducirlo en la religión católica, como si la religión fuese obra de los hombres y no de Dios, o algún invento filosófico que con trazas humanas pueda perfeccionarse”. […] En el Syllabus, de Pío IX, y enunciada así: “La revelación divina es imperfecta, y por lo mismo sujeta a progreso continuo e indefinido que corresponda al progreso de la razón humana”, y con más solemnidad en el concilio Vaticano, por estas palabras: “Ni, pues, la doctrina de la fe que Dios ha revelado se propuso como un invento filosófico para que la perfeccionasen los ingenios humanos, sino como un depósito divino se entregó a la Esposa de Cristo, a fin de que la custodiara fielmente e infaliblemente la declarase. De aquí que se han de retener también los dogmas sagrados en el sentido perpetuo que una vez declaró la Santa Madre Iglesia, ni jamás hay que apartarse de él con color y nombre de más alta inteligencia”; con esto, sin duda, el desarrollo de nuestros conocimientos, aun acerca de la fe, lejos de impedirse, antes se facilita y promueve. Por ello, el mismo concilio Vaticano prosigue diciendo: “Crezca, pues, y progrese mucho e incesantemente la inteligencia, ciencia, sabiduría, tanto de los particulares como de todos, tanto de un solo hombre como de toda la Iglesia, al compás de las edades y de los siglos; pero sólo en su género, esto es, en el mismo dogma, en el mismo sentido y en la misma sentencia”. (Pío X. Encíclica Pascendi Dominici gregis, n. 27, 8 de septiembre de 1907)
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