El Espíritu Santo argüirá al mundo de pecado, de justicia y de juicio.

juicio de dios sobre el mundoEn orden al pecado, por cuanto no han creído en mí.

respecto de la justicia de mi causa, porque yo me voy al Padre, y ya no me veréis;

y tocante al juicio, porque el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado. (Cf. Juan 16:8)

 

San Agustín, De verb Dom. Serm. 61
Pero hay gran diferencia entre creer que es Cristo y creer en Cristo, pues que es Cristo, hasta los demonios lo creyeron. Pero cree en Cristo quien espera en El y le ama.
San Agustín, in Ioannem, tract., 95
Es acusado el mundo de pecado, porque no cree en Cristo, al mismo tiempo que los creyentes son acusados de justicia, porque la comparación entre los fieles es la reprobación de los infieles. «Y de justicia, porque voy al Padre», y dado que el sentido de la palabra infidelidad se acostumbra a usar en el sentido que expresa la pregunta: ¿cómo creemos aquello que no podemos ver?, conviene, pues, definir en qué consiste la justicia de los que creen. Y esto queda expresado en la frase: «Porque voy al Padre, ya no me veréis». Bienaventurados, pues, los que no ven y creen. Porque los que vieron a Cristo no merecieron alabanza por su fe, porque creían lo que veían, esto es, al Hijo del hombre, pero sí en cuanto creían lo que no veían, esto es, al Hijo de Dios. Pero cuando desapareció de su presencia la forma de siervo, entonces se verificó completamente la palabra: «El justo vive de la fe» ( Rom 1,17). Consistirá, pues, vuestra justicia, de la que acusará al mundo, en que creeréis en mí, a quien no veréis; y cuando me viereis como ahora, no me veréis del modo que estoy con vosotros, esto es, no me veréis mortal, sino eterno. Al decir, pues, «ya no me volveréis a ver», profetizó que en adelante ya nunca le verían.
San Agustín, De verb Dom. serm. 61
O de otro modo: ellos no creyeron que iba al Padre y éste fue su pecado. Pero del Señor fue la justicia. Porque si fue misericordia el venir del Padre a nosotros, fue justicia el volver al Padre, según aquellas palabras del Apóstol: «Porque Dios le exaltó» ( Flp 2,9). Pero si vuelve solo al Padre, ¿qué bien nos resulta a nosotros? No va solo, porque Cristo es uno con todos sus elegidos, así como la cabeza con el cuerpo. El mundo es acusado de pecado en aquellos que no creen en Cristo, y de justicia en los que resucitan como miembros de Cristo. Sigue: «De juicio, pues, porque el príncipe de este mundo ya está juzgado». Esto es, el diablo, príncipe de los inicuos, que en su corazón no viven sino en este mundo, al que aman. En esto mismo que el diablo fue echado fuera, juzgado está, y éste es el juicio del cual el mundo es acusado, porque se lamenta en vano del diablo, el que no quiere creer en Cristo; y juzgado, esto es, echado fuera, le es permitido atacarnos desde fuera para ejercitar nuestra virtud y vencerle en el martirio, no sólo los varones, sino que también las mujeres, los niños, y hasta las tiernas doncellas.
San Agustín, in Ioannem, tract., 95
Juzgado está, porque fue condenado irrevocablemente al fuego eterno. En este juicio está condenado el mundo, porque está juzgado con su príncipe, a quien imita en soberbia e impiedad. Crean, pues, los hombres en Cristo, para que no sean acusados del pecado de infidelidad, con el cual son retenidos todos los demás pecados; pasen al número de los fieles para que no sean argüidos de justicia por aquellos a quienes, justificados, no imitan; y guárdense del futuro juicio para que no sean condenados con el príncipe del mundo, a quien imitan.
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Arturo Sosa es una vergüenza para la compañía de Jesús!

El diablo es un símbolo una invención, para el jefe de los jesuitas. Si lo escuchara San Ignacio de Loyola.

SOSA Y BERGOGLIO.jpg

Por Marco Tosatti

Traducción de Como Vara de Almendro

Por Marco Tosatti. 2 de Junio de 2017. El nuevo general de los jesuitas, el padre Arturo Sosa, ya conocido en las crónicas por haber hecho la observación de que en el tiempo de Jesús no existían las grabadoras, y por lo tanto no podíamos saber qué cosa ha dicho exactamente. Una afirmación que no cesa de sorprenderme por su irresistible lógica interna: ya que hay alguien que hace 2.000 años no sabemos que cosa haya dicho con precisión, y yo decido pasar toda mi vida en una asociación creada en su Nombre.

El padre Sosa ha concedido una entrevista a El Mundo, que pueden encontrar aquí.

En respuesta a la pregunta sobre las mujeres y la Iglesia, ha dicho: “Jesús no siguió las normas comunes de la mujer de su época. Las mujeres lo acompañaron siempre. La Iglesia no existiría sin ellas. Para mí son las grandes transmisoras de la fe. Veremos un momento en el que su papel será más reconocido. La Iglesia del futuro deberá tener una jerarquía diferente, con ministerios diferentes. Hago un llamado a la creatividad femenina a fin de que dentro de 30 años tengamos comunidades cristianas con otra estructura. El Papa ha abierto la puerta del diaconado al crear una comisión. Después podrán abrirse más puertas”.

Sobre el “matrimonio homosexual” a su vez ha dicho:

“Una cosa es el pensamiento público y oficial y otro lo que sucede en las comunidades. Una cosa es la homosexualidad y otra es mi compañero homosexual, aquel que forma parte de mi familia, de mi entorno. En la vida religiosa hay homosexuales y no son perseguidos, forman parte de la comunidad. El sacramento [del matrimonio] es otro tema, una cosa es reconocer el estatuto civil para que no haya discriminación y otra el aspecto teológico. Los sacramentos no nacen así” (chasquea los dedos).

Finalmente hubo una pregunta sobre la relación entre el mal y Satanás: se le preguntaba si “creía que el mal es un proceso de la psicología humana o si proviene de una entidad superior”.

“Desde mi punto de vista, el mal forma parte del misterio de la libertad. Si el ser humano es libre, puede elegir entre el bien y el mal. Los cristianos creemos que estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, por lo tanto Dios es libre, pero Dios siempre elige hacer el bien porque es todo bondad. Hemos hecho figuras simbólicas, como el diablo, para expresar el mal. Los condicionamientos sociales también representan esa figura, ya que hay gente que actúa así porque está en un entorno donde es muy difícil hacer lo contrario”.

No quiero pensar qué habría dicho San Ignacio – con aquello que había escrito – y extensamente – en el discernimiento de los espíritus, llamándolo el Maligno, Satanás, el “enemigo de la naturaleza humana”, y reconociéndole una identidad precisa, y una voluntad de causar daño. Por ejemplo: “Como el capitán de un ejército, después de haber plantado la tienda de comando y observado las estaciones o la posición de un castillo, lo ataca desde la parte más débil, así, el enemigo de la naturaleza humana, circundándonos, examina todas nuestras virtudes y nos ataca donde nos encuentra más débiles”.

En la Iglesia del Jesús, en Roma, cuartel general de la Compañía, se practicaban hasta hace poco tiempo, y probablemente se practican aún, exorcismos y oraciones de liberación.

El Padre Sosa es uno de los consejeros del Pontífice.

francisco y hereticos jesuitas


San Ignacio de Loyola advirtió: «No deberían tolerarse curas o confesores que estén tildados de herejía, y a los convencidos de ella habríase de despojar de todas las rentas eclesiásticas; que más vale estar la grey sin pastor, que tener por pastor a un lobo».

 

Mártires de Uganda en la lucha contra la homosexualidad.

Santos mártires de Uganda: os encomendamos a los jóvenes de nuestro tiempo para que sepan defender valientemente su pureza contra todos los corruptores, y para que nunca jamás se dejen robar por nadie su fe católica.

martires de Uganda fotografia

San Carlos Lwanga y 21 compañeros. Fiesta el 3 de Junio
Todos ellos de edades comprendidas entre los catorce y los treinta años, que perteneciendo a la corte de jóvenes nobles o al cuerpo de guardia del rey Mwanga, y siendo neófitos o seguidores de la fe católica, por no ceder a los deseos impuros del monarca homosexual murieron en la colina Namugongo, degollados o quemados vivos

Fuente: Ewtn

Uganda es un país del Africa. Los padres Blancos del Cardenal Lavigerie empezaron a misionar ese país y pronto hubo muchos negros convertidos al catolicismo y esta religión les transformó muy notablemente su modo de pensar y obrar.

 

rey Mwanga.JPGY sucedió que el jefe de esa nación, llamado Muanga, tenía el vicio de la homosexualidad. Y cuando el jefe del personal de mensajeros del palacio José Makasa, se convirtió al catolicismo le hizo saber al jefe que la Biblia condena y prohibe totalmente la homosexualidad y que la llama una «aberración», o sea algo abominable, que va contra la Ley Divina y que es totalmente impropio de la persona humana. Y que el Libro Sagrado dice que «la homosexualidad es un pecado merecedor de la muerte» (Levítico 18)sAN JOSE MAKASA y «algo que va contra la naturaleza (Rom. 1,26) y que los que lo cometen no poseerán el Reino de Dios (1 Cor. 6,10). Esto indignó tanto al reyezuelo, que ordenó asesinar a José Makasa el 15 de noviembre de 1885, y así este llegó a ser el primero de los 26 mártires de Uganda. Otra de las causas del asesinato de José fue haber reprendido al rey por el asesinato del dos misioneros. Sus últimas  palabras fueron: “un cristiano que da su vida por Dios no tiene miedo de morir”.

Al saber esta terrible noticia, los demás católicos que trabajaban en el palacio real como mensajeros o empleados, en vez de acobardarse, se animaron más fuertemente a preferir morir antes que ofender a Dios.

La segunda víctima fue un pequeño mensajero llamado Denis. El jefe Muanga quiso irrespetar a un jovencito llamado Muafa, pero este le dijo que su cuerpo era un templo del Espíritu Santo, y que él se haría respetar costara lo que costara. Averiguó el rey quién le había enseñado al niño estas doctrinas y le dijeron que era otro de los mensajeros, Denis, ¡y le dio muerte! Así este jovencito llegó a ser el segundo mártir San Denis. (Antes de darle muerte, el rey le preguntó: «¿eres cristiano?» y el niño respondió: «Sí, soy cristiano y lo seré hasta la muerte»).

 

 

s Carlos lwangaMientras tanto allá en un salón del palacio, el nuevo jefe de los mensajeros, Carlos Luanga (que había reemplazado a San José Makasa) reunía a todos los jóvenes y les recordaba lo que enseña San Pablo en la S. Biblia, que «los que cometen el pecado de homosexualidad tendrán un castigo inevitable por su extravío» (Rom. 1,18) y les recordaba que «homosexualidad es la tendencia a cometer acciones impuras con personas del propio sexo», y que eso no es amor de caridad que busca el bien de la otra persona, sino que es un «amor de concupiscencia» por el afecto que se siente hacia personas bien parecidas del propio sexo, y que lo que busca es satisfacer sus propios apetitos e inclinaciones anormales hacia las cualidades físicas del otro. Y les narraba cómo las ciudades de Sodoma y Gomorra fueron destruidas por una lluvia de fuego por cometer ese pecado, y cómo la Biblia anuncia tremendos castigos para los que lo cometen. Carlos terminaba sus charlas recordando aquellas palabras de Jesús: «Al que se declare a mí favor aquí, yo me declararé a su favor en el cielo».

 

Con estas instrucciones de Carlos Luanga, ya todos los jovencitos mensajeros y empleados del palacio real de Uganda quedaron resueltos a perder su vida antes que renunciar a las creencias católicas o perder la pureza de su alma con un pecado de homosexualidad. Y ahora iba a llegar el desenlace fatal y sangriento.

El reyezuelo tenía como primer ministro al terrible brujo Katikiro, el cual estaba disgustadísimo porque los que se volvían cristianos católicos, ya no se dejaban engañar por sus brujerías. Y entonces se propuso convencer al rey de que debía hacer morir a todos los que se declararon cristianos.

El cruel Muanga reunió a todos sus mensajeros y empleados y les dijo: «De hoy en adelante queda totalmente prohibido ser cristiano, aquí en mi reino. Los que dejen de rezar al Dios se los cristianos, y dejen de practicar esa religión, quedarán libres. Los que quieran seguir siendo cristianos irán a la cárcel y a la muerte».

Y luego les dio una orden mortal: – Los que quieran seguir siendo cristianos darán un paso hacia adelante».

Inmediatamente Carlos Luanga, jefe de todos los empleados y mensajeros del palacio, dio el paso hacia adelante. Lo siguió el más pequeño de los mensajeros, que se llamaba Kisito. Y enseguida 22 jóvenes más dieron el paso decisivo. Inmediatamente entre golpes y humillaciones fueron llevados todos a prisión.

El Padre misionero no había alcanzado a bautiza a algunos de ellos, y entonces estos jóvenes valientes viendo que su muerte estaba ya muy próxima pidieron a Carlos que los bautizara. Y allí en la oscuridad de la prisión Carlos Luanga bautizó a los que aún no estaban bautizados, y se prepararon todos para su paso a la eternidad feliz, que ya estaba muy cerca.

El reyezuelo los volvió a reunir y les preguntó: «¿Siguen decididos a seguir siendo cristianos?». Y ellos respondieron a coro: «Cristianos hasta la muerte». Entonces por orden del cruel ministro Katikiro fueron llevados prisioneros a 60 kilómetros de distancia por el camino, y allí mismo fueron asesinados por los guardias.

Después de haberlos tenido siete días en prisión en esas lejanías, en medio de los más atroces sufrimientos, mientras reunían la leña para el holocaustos el 3 de junio del año 1886, día de la Ascensión, los envolvieron en esteras de juntos muy secos, y haciendo un inmenso montón de leña seca los colocaron allí y les prendieron fuego. Entre las llamas salían sus voces aclamando a Cristo y cantando a Dios, hasta el último aliento de su vida.

Por el camino se llevaron los verdugos a dos mártires más, ya mayores de edad. El uno por haber convertido y bautizado a unos niños (San Matías Kurumba) y el otro por haber logrado que su esposa se hiciera cristiana (San Andrés Kawa). Ellos se unieron a los otros mártires (de los cuales 17 eran jóvenes mensajeros) y en total murieron en aquel año 26 mártires católicos por defender su fe y su castidad.

El cruel Katikiro fue fusilado y echado a los perros unos años después en una revolución. El reyezuelo Muanga fue derrotado por sus enemigos y desterrado a terminar sus años en una isla solitaria. Y los 26 mártires de Uganda, con Carlos Luanga a la cabeza, fueron declarados santos por el Papa Pablo VI, y ahora en Uganda hay un millón de católicos: «La sangre de los mártires, produce nuevos cristianos».

MARTIRES DE UGANDA

“Pueden quemar nuestros cuerpos pero no pueden dañar nuestras almas”.

martires de uganda vela

Oración

Oh Jesús, nuestro Señor y Redentor, a través de tu pasión y muerte, te adoramos y te damos gracias
Santa María, Madre y Reina de los Mártires, obtenos la santificación por medio de nuestros sufrimientos.
Santos Mártires, los seguidores de Cristo sufriente, obtenganos la gracia de imitarlos.
San José Balikuddembe, en primer mártir de Uganda, quien inspiró y alentó Nephytes, nos obtenga un espíritu de verdad y justicia.
San Carlos Lwanga, patrón de la Juventud de Acción Católica  nos obtenga una fe firme y perseverante.
San Matías Mulumba, ideal Jefe y seguidor de Cristo, manso y humilde, nos obtenga un mansedumbre cristiana.
San Dionisio Sebuggwawo, celosos de la fe cristiana y conocido por su modestia, obtenga para nosotros la virtud de la modestia.
San Andrés Kaggwa, catequista modelo y maestro, nos obtenga un amor de la enseñanza de Cristo.
San Kizito, resplandeciente niño en la pureza y la alegría cristiana, nos obtenga el don de la alegría en el Señor.
San Gyaviira, brillante ejemplo de cómo perdonar y olvidar las lesiones, nos obtenga la gracia de perdonar a los que nos perjudican.
San Mukasa, catecúmeno ferviente recompensado con el bautismo de su sangre, nos obtenga la perseverancia hasta la muerte.
San Adolfus Ludigo, brillante por su seguimiento de nuestro Señor, espíritu de servicio a los demás, nos obtenga un amor de servicio desinteresado.
San Anatoli Kiriggwajjo, humilde servidor que prefirió una vida devota a los honores mundanos, nos obtenga a amar la piedad más que las cosas terrenales.
San Ambrosio Kibuuka, joven lleno de alegría y amor al prójimo, nos obtenga la caridad fraterna.
San Aquiles Kiwanuka, que por el bien de Cristo detestaba vano prácticas supersticiosas, obtén para nosotros el odio santo a las prácticas supersticiosas.
San Juan Muzeeyi, consejero prudente, famoso por la práctica de las obras de misericordia, nos obtenga un amor de esas obras de misericordia.
Bendito Jildo Irwa y el Bienaventurado Daudi Okello que dieron su vida por la propagación de la fe católica, nos obtenga el afán de difundir la fe católica.
San Pontaianus Ngondwe, fiel soldado, anhelo de la corona del martirio, nos obtenga la gracia de ser siempre fieles a nuestro deber.
San Atanasio Bazzekuketta, fiel mayordomo de la hacienda real, obtener para nosotros un espíritu de responsabilidad.
San Mbaaga, que prefirió la muerte a las creencias de sus padres, nos obtenga la gracia de seguir con desprendimiento las inspiraciones divina.
San Gonzaga Gonza, lleno de compasión por los presos, y todos los que estaban en problemas, obtener para nosotros el espíritu de la misericordia.
San Noe Mawaggali, humilde trabajador y amante de la pobreza evangélica, nos obtenga el amor de la pobreza evangélica.
San Lucas Baanabakintu, que ardientemente desea imitar el sufrimiento de Cristo por el martirio, nos obtenga un amor de la patria.
San Bruno Serunkuuma, soldado que dio un ejemplo de arrepentimiento y la templanza, nos obtenga el virtud del arrepentimiento y la templanza.
San Mugagga, joven conocido por su castidad heroica, nos obtenga perseverancia en la castidad.
Que los Santos Mártires, firmes en su fidelidad a la verdadera Iglesia de Cristo, nos ayude a ser siempre fiel a la verdadera Iglesia de Cristo.
Oremos
Señor Jesucristo, que maravillosamente fortaleciste a los Santos Mártires de Uganda San Carlos Lwanga, Matías Mulumba, el Santo Jildo Irwa, a San Daudi Okello y sus compañeros, y dándonoslos a nosotros como ejemplos de fe y fortaleza, de castidad, de caridad, y de fidelidad , te rogamos, que por su intercesión, las mismas virtudes puedan aumentar en nosotros, y que podamos merecer ser propagadores de la fe verdadera. Tu que vives y Reinas por siempre. Amén