A Bergoglio le avergüenza dar la bendición Sacerdotal.

Bergoglio pertenece a la Generación de Judas el traidor.
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Reveló el Señor a Santa Brígida que atendía a los paganos y a los judíos, pero que no encontraba nada peor que los sacerdotes, pues su pecado es como el que precipitó a Lucifer. San Alfonso Ma de Ligorio.  
Apóstata y disidente Clelia Luro de Podestá lunes 18 de Marzo de 2013 :
«Bergoglio es un hombre de gestos» Bergolgio es muy afín al Vaticano II, ya empezó. En el Vaticano II uno de los puntos es «La Iglesia es el pueblo de Dios» y en el Balcón antes de dar la bendición pidió que el pueblo lo bendijeran a él. Después habló de la libertad de conciencia que también es del Vaticano II que estaba silenciado porque el anterior Papa silencio todo eso. Va a ser un vuelco dentro de la Iglesia, va a ser una primavera para todos los que pensamos como nosotros.
bergoglio protestant

LA BENDICIÓN DESCUIDADA

Profecías de  Ana Catalina Emmerich

Es muy triste que los sacerdotes, en nuestro tiempo,  sean tan indiferentes en lo que toca al poder de bendecir. Se diría a menudo que ya no saben lo que es la bendición sacerdotal; muchos a penas creen en ella y se avergüenzan de la bendición como de una ceremonia anticuada y supersticiosa.

Muchos, finalmente, no reflexionan nada en esa virtud y en esa gracia que se les ha dado por Jesucristo y tratan la cosa muy ligeramente. Como el Señor ha instituido el sacerdocio y le ha transmitido el poder de bendecir, me es necesario languidecer y consumirme en el deseo de recibir la bendición. Todo en la Iglesia no hace más que un solo cuerpo: el rechazo de una parte hace que la otra quede afectada. (AA.I.523)

bergoglio signo del diablo
Bergoglio utilizó un gesto de maldición satánica ante los fieles reunidos en el Estadio de Filipinas

«Dice San Bernardo que “los sacerdotes como caen de gran altura, quedan sumergidos en su malicia, pierden el recuerdo de Dios y se vuelven sordos a todas las amenazas de la justicia divina, hasta el punto de que ni siquiera el peligro de su condenación llegue a conmoverlos (…). Pero ¿a qué extrañarse de ello? El sacerdote pecador cae al fondo del abismo, donde, privado de luz, llega a despreciarlo todo, aconteciéndole lo que dice el sabio: Cuando llega el mal, viene el desprecio, y con la ignominia el oprobio [Pro. 18. 3]. Este mal es el del sacerdote que peca por malicia, cae en el profundo de la miseria y queda ciego, por lo que desprecia los castigos, las admoniciones, la presencia de Jesucristo, que tiene junto así en el altar, y no se avergüenza de ser peor que el traidor Judas, como el Señor se lamentó con Santa Brígida: Tales sacerdotes no son sacerdotes míos, sino verdaderos traidores (…). Sí, porque abusan de la celebración de la misa para ultrajar más cruelmente a Jesucristo con el sacrilegio». San Alfonso Ma de Ligorio.

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